La OIT ha dado un gran paso al lanzar la Coalición Mundial por la Justicia Social. Con más de 100 socios, entre ellos Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay. Esta iniciativa multilateral está comprometida con la construcción de un futuro sostenible, equitativo y socialmente justo.
Ante las múltiples crisis y desafíos que enfrentamos como sociedad, el Día Mundial de la Justicia Social, que recordamos este 20 de febrero, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de perseverar en la búsqueda y construcción de un mundo más equitativo y justo. En este contexto, es necesario comprender que la justicia social no es un concepto abstracto, sino que se refiere a un conjunto de políticas y acciones concretas que buscan garantizar un acceso igualitario a oportunidades para todas las personas.
Solo por mencionar algunas cifras reveladoras, actualmente en el mundo más de 4.000 millones de personas no tienen acceso a la protección social; más de 453 millones de personas que quieren trabajar, no encuentran empleo; más de 214 millones de trabajadores ganan menos de USD 1,90 al día, y aún hoy, las mujeres continúan ganando en promedio un 20% menos que los hombres.
La justicia social, en términos prácticos, implica afrontar en forma conducente y coherente los desafíos actuales a través de la implementación de un conjunto de políticas y acciones, entre las cuales se encuentran aquellas que estimulen un crecimiento basado en el aumento de la productividad, las que promuevan una transición verde justa e inclusiva, para proteger nuestro planeta y, al mismo tiempo, asegurar que nadie quede atrás en materia de oportunidades y acceso a bienes, servicios y protecciones esenciales para una vida digna.
La igualdad de acceso a la educación, la atención médica y el acceso a un trabajo decente, incluyendo ámbitos laborales libres de acoso y violencia, son los cimientos sobre los cuales se construye una sociedad justa. Al garantizar estos pilares, podremos aspirar a una sociedad donde la igualdad de oportunidades no sea una utopía, sino una realidad tangible.
Superada la crisis de la pandemia por COVID-19 y ante una nueva coyuntura de conflictos e inseguridades a nivel mundial, tenemos una nueva oportunidad para moldear el futuro con mayor justicia social. Este desafío podrá ser materializado mediante la colaboración y el trabajo conjunto de gobiernos, empresas, trabajadores, organizaciones de la sociedad civil. En definitiva, todas las personas a través de su acción individual como también colectiva desde las organizaciones donde participan.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha dado un paso adelante al lanzar la Coalición Mundial por la Justicia Social. Con más de 100 socios, entre ellos en el Cono Sur los gobiernos de Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay, como también las organizaciones de empleadores (OIE) y de trabajadores (CSA/CSI) a nivel regional y mundial. Esta iniciativa multilateral pionera busca presentarse como una fuerza unificada, comprometida con el cambio concreto y la construcción de un futuro sostenible, equitativo y socialmente justo.
En la diversidad de estas alianzas, encontramos la fortaleza necesaria para abordar desafíos complejos y crear soluciones duraderas. La Coalición Mundial por la Justicia Social es más que una simple asociación; es una declaración de compromiso colectivo para cambios concretos.
En el Día Mundial de la Justicia Social, podemos reflexionar sobre cómo contribuir a esta misión. La justicia social no es solo un ideal o una responsabilidad de los líderes mundiales o las grandes organizaciones; es un llamado a la acción para cada ciudadano. La verdadera transformación sólo puede ocurrir cuando todos nos comprometemos a trabajar juntos hacia un futuro con justicia social.