Es importante reparar a las víctimas de maltrato físico, disculparse con ellas y con las partes interesadas, pues el delito de hurto no puede justificar ningún tipo de violencia, especialmente en una organización multinacional como Walmart.
Así comienza la frase del Código de Conducta de Walmart en el título “Tomar Decisiones Éticas” y termina formulando: “… No comprometa su integridad… mantenga su buen nombre”, citado como expresión de Sam Walton, fundador de Walmart Inc. Más adelante, en el título “Trabajar de la Forma Correcta”, se lee: “Respete todas las leyes y políticas laborales, de empleo e inmigración…”.
¿Le suenan familiares estas declaraciones? Pues, a decir verdad, no se diferencian de muchos códigos de ética o de conducta de las empresas que dicen tener una cultura corporativa de integridad en todos los niveles de la organización.
Y, aunque una compañía nunca es del todo coherente –está formada por un engranaje de personas que no necesariamente apuntan hacia un mismo fin–, la sociedad y las partes interesadas exigen hoy cada día más, que su storytelling coincida con su storydoing, es decir, que aquellos valores importantes para la marca que comunican a través de sus mensajes al público se reflejen en acciones que sean medibles. Lo que no se mide, no existe, nos enseña el compliance.
En el caso de la golpiza que dieron dos guardias de seguridad en un supermercado Lider de La Florida –a dos adultos y un adolescente–, sin duda que se ponen a prueba no solo los valores que la empresa comunica en su sitio web, involucrada en estos lamentables hechos, sino también las acciones o comportamientos posteriores concretos en que se traduzcan aquellos valores que dice abrazar.
Pero, además, aquí está en juego la eficacia de su programa de cumplimiento. En efecto, en la audiencia de control de detención y formalización de los guardias de seguridad, quedó al descubierto que eran extranjeros, indocumentados y que ingresaron a Chile por un paso irregular. Así, el juez de Garantía ofició al Registro Civil, al Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a la Subsecretaría de Prevención del Delito y al 1° Juzgado de Policía Local de La Florida para que tomen conocimiento de la situación irregular migratoria de los imputados, cuyos servicios los proveía la empresa Incar Seguridad SpA, en contravención a la Ley 21.569 sobre seguridad privada, publicada el 21 de marzo de 2024 y que, aunque entrará en vigencia seis meses después de que se publique en el Diario Oficial el último de sus reglamentos, existe una abundante regulación dispersa y vigente en distintos cuerpos legales en esta materia.
La empresa de seguridad –proveedora de los servicios de vigilancia a Walmart en este caso– se promociona como “facultada y regida por la Autoridad Fiscalizadora OS-10 de Carabineros de Chile, con certificaciones de las autoridades competentes y con permisos vigentes para prestar servicios profesionales en Recursos Humanos, Guardias de Seguridad y otros…”. Sin embargo, en el registro público de la Dirección del Trabajo esta empresa presenta numerosas multas por reclamos y fiscalizaciones. A lo que se suma que la situación migratoria de los guardias de seguridad alerta razonablemente acerca de eventuales delitos graves, como el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas, lo que ocurre en el mercado formal mucho más de lo que se cree comúnmente, de acuerdo con estudios de la OIT. Pero también alerta sobre los niveles y calidad de los controles de prevención, detección y corrección que sobre sus proveedores ejerce Lider, empresa que se caracteriza por tener un área numerosa de compliance.
Entonces, las interrogantes que surgen aquí son: ¿qué clase de due diligence hace la cadena de supermercados Walmart a sus proveedores?, ¿se están aplicando los controles adecuados descritos en sus procedimientos o protocolos?
Walmart –de acuerdo con su sitio web– cuenta con una Gerencia de Cumplimiento que se encarga de velar por el respeto a las distintas legislaciones, normativas, reglamentos, ordenanzas, etc., y su Programa de Abastecimiento Responsable fija parámetros exigentes respecto a lo que espera de sus proveedores en materias sociales y medioambientales.
Claramente el storytelling no coincide con el storydoing de la compañía. Hay aquí una oportunidad para sacar lecciones, verificar que se realice una exhaustiva debida diligencia a los proveedores y/o implementar nuevos controles para este tipo de riesgos, de modo de no exponer a la empresa a una eventual responsabilidad penal con sus consecuencias, una de ellas, por cierto, la reputación y la percepción de la comunidad y clientes del supermercado.
Más de algún cliente se estará preguntando si se puede confiar en los guardias de seguridad contratados para resguardar a las personas y bienes. Si, por ejemplo, estará seguro dentro del supermercado cuando esté comprando, o si lo van a golpear por sacar alguna etiqueta pegada para ver qué contiene el producto.
Es importante reparar a las víctimas de maltrato físico, disculparse con ellas y con las partes interesadas, pues el delito de hurto no puede justificar ningún tipo de violencia, especialmente en una organización multinacional como Walmart, que continuamente transmite mensajes a la opinión pública acerca de las bondades de sus valores, de su cultura de compliance y de su integridad.
No comprometa su reputación. Es, efectivamente, un bien preciado que le puede costar caro recuperar.