Hay un cambio cultural de mayor responsabilidad individual y colectiva con el medio ambiente. Lo observamos en los niños y jóvenes, así como en las personas mayores. Sabemos que hay una generación entre estos grupos etarios que debemos incorporar para la acción climática.
Nuestra gestión municipal tuvo desde siempre la preocupación por el cambio climático. Mejorar la vida de las personas obliga a proteger su derecho a vivir en un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Sabíamos que, por pequeña que parecería una acción en el espacio local, estábamos impactando positivamente en términos globales. Así, entonces, iniciamos un programa piloto el año 2015, que consiste en el retiro de los residuos reciclables de las comunidades de altura, a cargo de recicladores de base certificados. Además, suscribimos convenios para la rebaja de los derechos de aseo de los edificios que se sumaran al programa.
Es menester subrayar que la implementación temprana de una política local de fortalecimiento del reciclaje inclusivo en la comuna, que consiste en la incorporación de la experiencia de los recicladores de base –conocidos anteriormente como “cartoneros”– en el proceso de economía circular, formalizando su trabajo, en convenio con las empresas y comercios que generan cantidades importantes de residuos, significó una ventaja para transitar sin obstáculos hacia la Ley marco N° 20.920, de reciclaje y responsabilidad extendida del productor (REP). La ley entró en vigor comunal en octubre del año 2023. En efecto, los recicladores de base, además de la experiencia en el manejo y selección de residuos, tienen una participación central en la formación y educación ambiental de los vecinos y vecinas.
La Ley REP establece que los productores de ciertos materiales estarán obligados a financiar y organizar la gestión de residuos de aquellos productos que ponen en el mercado. Y la ley, en tanto instrumento de gestión, consigna también que, dada la magnitud de dicha tarea, se formen grandes sistemas de gestión colectiva (Gransic), que mediante la asociación de empresas participen de la misión de recolectar, clasificar y valorizar los residuos, así como reducir la generación de estos y crear mercados de materiales a través de la circularidad.
Precisamente, en octubre del año recién pasado, el municipio celebró convenios con los dos Gransic autorizados por el Ministerio del Medio Ambiente y con dos cooperativas de recicladores de base. Las metas son altas, pero la alianza estratégica público-privada es la forma de alcanzarlas.
Hay un cambio cultural de mayor responsabilidad individual y colectiva con el medio ambiente. Lo observamos en los niños y jóvenes, así como en las personas mayores. Sabemos que hay una generación entre estos grupos etarios que debemos incorporar para la acción climática. La alianza público-privada que nos permitirá reducir residuos debiera también tener en cuenta, porque es urgente, la tarea de aunar más voluntades en torno a la protección del planeta.