Estas palabras se pronunciaron cuando en Chile extensas superficies se erosionaban por carecer de cubierta arbórea.
A propósito de la disminución de la superficie plantada en Chile, donde durante el año 2022 se forestaron solo 788 ha, creo conveniente recordar las siguientes palabras:
“Alguien podría decir que Chile, según las estadísticas, con 34 millones de hectáreas de terrenos forestales, es decir, un 47% de su superficie total, es un país forestal. Pero quien recorra la Cordillera de la Costa desde Coquimbo a Llanquihue y aprecie la herida abierta en la tierra, producto de la erosión que ha dejado la roca viva, no podrá pensar que este es el país forestal del que tanto hemos leído y oído. Qué amargo testimonio para quien piensa en el sur del país como una zona llena de pletóricos paisajes y se enfrenta a la dura realidad, al observar las infinitas laderas cubiertas de palos quemados, ver tanto río embancado y tanta tierra fértil, ahora estéril por la acción de las dunas.
“Este es el legado de un sistema que consideró al recurso forestal como una fuente de riqueza de carácter extractiva, a la que había que explotar en la forma más rápida y despiadada posible y solamente con el afán de lucro personal. Dentro de este panorama desolador se debate el hombre que vive en y del bosque, tal vez en peores condiciones que el obrero del carbón y por supuesto que del campesino que vive de la agricultura , soportando lo rigores del invierno, sin viviendas permanentes, lejos del hospital y la escuela, subalimentado y separado por meses de los suyos.
“Cuantas posibilidades despreció el país en el pasado que el bosque le ofrecía como un regalo. De esas decenas de millones de hectáreas de bosques solo permanecen productivas no más de 600 mil en este momento. Esto, mientras Chile reclama con urgencia más de 500 mil viviendas y por otra parte, solamente el mercado latinoamericano de papel y celulosa ofrece a Chile la posibilidad de exportar más de 300 millones de dólares al año. Pero en un país eminentemente forestal no existe bosque suficiente para satisfacer estor requerimientos.“
Estas palabras corresponden a parte del discurso del ministro de Agricultura, Sr. Jacques Chonchol Chait, del Gobierno del Presidente, Sr. Salvador Allende, al inaugurar las VI Jornadas Forestales de la Asociación Chilena de Ingenieros Forestales (antecesora del Colegio de Ingenieros Forestales AG), en diciembre del año 1970.
Prosigue el ministro, Sr. Chonchol: “Posiblemente estos juicios aparezcan demasiado duros en una ocasión como ésta en que se me ha invitado a inaugurar estas VI Jornadas Forestales. Sin embargo, Uds. comprenderán mi actitud. La gravedad del problema forestal chileno Uds. lo conocen mucho mejor que yo y estos planteamientos tienen por objeto hacer ver el espíritu de este gobierno para enfrentar el problema con realismo y decisión”.
Estas palabras se pronunciaron cuando en Chile extensas superficies se erosionaban por carecer de cubierta arbórea. A pesar de los enormes esfuerzos de forestación realizados desde la década de los 70 y hasta no hace mucho tiempo, estos han sido insuficientes. La erosión en Chile continúa.
Ojalá la comunidad y nuestros legisladores puedan comprender la tarea urgente de evitar que cientos de miles de hectáreas continúen un proceso destructivo que no podrá remediarse en varias generaciones de chilenos. Es urgente, plantemos árboles.