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Tierra del Fuego, la hija abandonada por Chile Opinión

Tierra del Fuego, la hija abandonada por Chile

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Carlos "Kuko" Soto
Por : Carlos "Kuko" Soto Concejal por Porvenir, Tierra del Fuego
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Tierra del Fuego está a la deriva. Cada día muere un poco más. El centralismo nortino se ha valido de la miopía geopolítica y de la avaricia de corto plazo para marginarla.


La ministra Maya Fernández –nieta del exsenador por Magallanes Salvador Allende– anunció la autorización del uso de una rampa para transbordadores en Puerto Navarino, una pequeña localidad ubicada en el canal Beagle frente a Ushuaia, centro del turismo austral argentino y su “puerta de entrada a la Antártica”.

Se trata de una decisión celebrada por la delegada presidencial provincial de la Antártica Chilena y por el lobby argentino y puntarenense, únicos beneficiarios de esa medida. Lo que la ministra Fernández ignora es que, con su decisión, dejará secuelas en nuestra Tierra del Fuego, territorio ignorado, marginado y abandonado por la curia política y empresarial chilena.

La exigencia del lobby turístico para operar una “planchada” en el canal Beagle (lejos de Puerto Williams) para usufructo de los intereses argentinos es otra demostración de cómo intereses corporativos se disfrazan de “interés chileno”, y olvidan las verdaderas necesidades del pueblo fueguino. Con esa rampa los operadores de Ushuaia cruzarán a sus turistas (llegados a través de Buenos Aires) para “venderles como argentinas” las bellezas de nuestras galerías de glaciares y nuestro Cabo de Hornos. Mis padres se habrían preguntado: entonces, ¿para qué fue “la guerra” del 78?

El lobby turístico de la nortina Punta Arenas está cada día más lejano y distante de los verdaderos problemas e intereses del pueblo de Tierra del Fuego. Por ello los efectos de la decisión de la ministra Fernandez sobrevuelan “el sur más austral” –zona que ella probablemente no conoce–, para ponerse a disposición de uno poquísimos intereses económicos.

La rapidez de la ministra en autorizar esa rampa contrasta con la lentitud del Estado en la construcción del camino que debe unir al estrecho de Magallanes con el canal Beagle. Después de 40 años (pese a su gigantesca importancia) esa obra sigue inconclusa. El camino atraviesa la zona más despoblada, más vulnerable y con menos presencia chilena. Es el corazón de nuestra Tierra del Fuego ignorada por las élites chilenas. Esas mismas privilegiaron la pavimentación del camino que une al estrecho de Magallanes (chileno) con Ushuaia, utilizado casi exclusivamente por vehículos y camiones de ese país.

En cambio, si un habitante de Cerro Sombrero necesita atención médica de urgencia, debe transitar 125 kilómetros (la distancia entre Santiago y Viña del Mar) de camino sin pavimento y en pésimo estado para llegar al hospital de Porvenir. De noche y durante el largo invierno esta es una verdadera aventura.

Un poco más al sur, es más de lo mismo. No creo que, como Timaukel, ninguna otra comuna chilena no cuente siquiera con un metro de pavimento. Iniciado el siglo XXI esta es una afrenta al pueblo fueguino.

En cambio, para que la planchada en Navarino se construyera y funcione en beneficio de empresas de Ushuaia, fue necesario que el fisco chileno invirtiera recursos públicos, y consintiera en desplegar funcionarios de Policía Internacional, Aduanas y SAG.

¿Qué ganamos con todo esto los fueguinos chilenos? Nada.

¿Gana Chile? Nada tampoco.

No es descartable que la operación del circuito entre Ushuaia, Navarino, cabo de Hornos y los glaciares del canal Beagle chileno reste importancia a la conclusión del camino hacia nuestro canal Beagle. Eso, a pesar de que sucesivos presidentes y decenas de ministros realizaron “visitas de trabajo” y aseguraron que la terminación del camino chileno (que debe unir Arica y Parinacota con nuestro territorios más australes) era una prioridad. Palabras que se llevó el viento fueguino, y que habrían preocupado al senador Allende Gossens.

Tierra del Fuego está a la deriva. Cada día muere un poco más. El centralismo nortino se ha valido de la miopía geopolítica y de la avaricia de corto plazo para marginarla.

Parecería que llega la hora de que los fueguinos nos preguntemos si no es mejor independizarnos de Punta Arenas y, con la Provincia Antártica, constituirnos en una nueva Región. Así podríamos librarnos de la curia puntarenense, que sigue tratándonos como al peón ovejero “corazón de escarcha”. Como este, sin embargo, los fueguinos seguimos guardando una enorme riqueza.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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