Las estadísticas de maltrato a docentes en los establecimientos educacionales son alarmantes, como lo demuestran algunas denuncias de 2023.
El Colegio de Profesores entregó, durante el segundo semestre del 2023, los resultados del sondeo “Docentes ante violencias en la escuela”. Más de 4 mil profesores participaron de manera voluntaria en esta encuesta, cuyo principal objetivo fue recabar información referida al grado de afectación del profesorado por el fenómeno de la violencia escolar, incluyendo a los que trabajan en liceos emblemáticos. Del total de la muestra, 3.570 docentes recibieron insultos y 449 golpes, como violencia directa en el espacio escolar y en algún momento de su desempeño profesional. Son datos muy alarmantes porque, además, la mayor cantidad de violencia es contra las mujeres.
Estas cifras nos llevan a reflexionar sobre el trato que reciben los profesionales de la educación y la falta de apoyo institucional y políticas públicas más concretas.
Es necesario cuestionar el papel de las instituciones encargadas de regular el sistema educativo en Chile. ¿Qué hacen realmente para garantizar la protección y el bienestar emocional de los profesores?, ¿por qué no aplicar la ley Aula Segura, sin tanto cuestionamiento? Detrás de cada docente hay un ser humano con emociones y sentimientos, merecedor de un trato digno, igualitario, profesional y humano.
No es aceptable que padres, madres, apoderados o estudiantes ataquen a un profesional de la educación y luego, simplemente, ofrezcan una disculpa para resolver la situación.
La paradoja de estas situaciones de maltrato se refleja en la carga adicional de trabajo que enfrentan las instituciones educativas para revisar protocolos, redactar informes y evidenciar procesos. Aunque se activan protocolos en caso de agresión, parece que estos no logran garantizar la protección de los docentes.
Para sensibilizar a las autoridades educativas es necesario establecer una conexión de los funcionarios de los organismos educativos con la realidad de una sala de clases, lo que fomentaría la comprensión de los complejos ambientes de convivencia escolar.
Es tiempo de tomar medidas concretas en beneficio de la dignidad de los educadores en Chile, antes de enfrentarnos a situaciones aún más lamentables y penosas, como las vividas en marzo pasado con la muerte de la profesora Katherine Yoma, de Antofagasta, quien se quitó la vida, luego de denunciar agresiones y amenazas de un estudiante y apoderado.