Cholchol (Región de La Araucanía), Alto Bío Bío (Región del Biobío), Cobquecura (Región de Ñuble), ¿qué tienen en común estas comunas, más allá de los atentados incendiarios?
Durante los últimos años, las zonas sur y centro sur de nuestro país han llamado la atención pública por los graves problemas de violencia, creando un ambiente de inseguridad y, de paso, exacerbando la estigmatización de comunas con altísimos niveles de pobreza y alta presencia de comunidades indígenas.
Cholchol (Región de La Araucanía), Alto Bío Bío (Región del Biobío), Cobquecura (Región de Ñuble), ¿qué tienen en común estas comunas, más allá de los atentados incendiarios?: pobreza, ruralidad y exclusión social. Comunidades atrapadas en espirales de desventajas, diría Gonzalo Saraví, antropólogo mexicano, refiriéndose al acumulado de desigualdades dinámicas y estructurales que afectan a las personas como elementos esenciales del concepto de exclusión social.
El mismo investigador advierte que, para hablar de exclusión social, hay que reconocer las particularidades regionales, las especificidades locales en las que se teje la relación entre el individuo y la sociedad. Es en esa especificidad, usando datos de la plataforma Sitrural (Sistema de Información Territorial Rural, Ministerio de Agricultura), en la que queremos argumentar la presencia de espirales de desventajas en estas 3 comunas.
Los tres territorios superan con creces el promedio nacional y regional de pobreza por ingresos y multidimensional, revelado tanto en la medición de la Casen 2017 y 2022. El año 2017, la brecha social entre la realidad de estas comunas y la de su región y país era abismante. Afortunadamente esta brecha se redujo en la medición del año 2022, aunque aún la pobreza por ingresos en estas tres comunas es tres veces mayor al promedio país.
Consecuentemente con los altos niveles de ruralidad (más del 50% en las tres comunas), el porcentaje de hogares que vive en viviendas carentes de servicios básicos, según el Registro Social de Hogares 2023, triplica o cuadruplica el porcentaje promedio regional y nacional.
En el ámbito educativo, en los tres territorios, los resultados de la prueba Simce aplicada el año 2022 (lectura y matemática), en los cuartos básicos y segundos medios, arrojan resultados más bajos que los puntajes promedios regionales y nacionales.
Nos gustaría proponer la necesidad urgente de activar espirales de desarrollo en estos territorios, que permitan superar la exclusión estructural, deteniendo el círculo de reproducción y concentración de desventajas. Queremos que dejen de ser vistas como zonas rojas en las que ocurren ataques incendiarios, sino que como zonas grises de vulnerabilidad, alertando la concentración geográfica de las desventajas sociales, y potenciando capacidades para convertirlas en zonas verdes de desarrollo social y territorial.
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Autoras de la columna: Profesora (1) y estudiantes (2) de la cátedra “Representaciones de la Exclusión” de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Escuela de Trabajo Social.