La colaboración internacional, como la realizada entre Chile y Marruecos en esta ocasión, es el camino a seguir para evitar estos ilícitos. Solo así podremos asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar y aprender de nuestra riqueza geológica y paleontológica.
El 2017, cuando una fiscalizadora de la Aduana revisaba una carga que ingresaba al puerto de San Antonio, se percató de que, probablemente, lo que se declaraba como “adornos” eran en realidad piezas paleontológicas de valor patrimonial. En los años 2018 y 2022, la funcionaria Ximena Oyarzún y el funcionario Jorge Mercado, de la Aduana Metropolitana, se encontraron con objetos que presumieron valiosos, esta vez en los sectores de viajeros y courier del Aeropuerto Internacional de Santiago. Las piezas incautadas fueron sometidas a un trabajo de investigación desarrollado por Aduanas, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, la Cancillería y la Embajada del Reino de Marruecos en Chile. Los peritajes e informes realizados daban cuenta de que incluso algunas de las piezas fósiles datan de hasta 400 millones de años.
La semana pasada, una positiva noticia nos relataba el fin de esta historia: 117 piezas arqueológicas fueron devueltas a Marruecos, su lugar de origen. Este acto es un claro ejemplo del trabajo conjunto y la importancia de proteger nuestro patrimonio geológico y paleontológico mundial. La labor de las autoridades chilenas, en particular de Aduanas y el Consejo de Monumentos Nacionales, es digna de reconocimiento por haber detectado y gestionado la restitución de estas valiosas piezas.
La preservación del geopatrimonio es fundamental para entender la historia de nuestro planeta y para poder proteger y conservar los recursos naturales que nos han sido legados. Es crucial que los profesionales del área , como geólogos y paleontólogos, estén preparados para identificar y valorar el patrimonio geológico y paleontológico de nuestro país. Se deben fortalecer las carreras relacionadas con estas disciplinas, incluyendo en su plan de estudios el valor y la importancia de preservar y difundir nuestro geopatrimonio. Además, es necesario que otras instituciones y funcionarios públicos, como la Policía de Investigaciones, los curadores de museos, entre otros, también estén capacitados en esta labor.
La colaboración internacional, como la realizada entre Chile y Marruecos en esta ocasión, es el camino a seguir para evitar estos ilícitos. Solo así podremos asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar y aprender de nuestra riqueza geológica y paleontológica.