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Litio y capitán Planeta Opinión

Litio y capitán Planeta

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Alejandro Reyes Vergara
Por : Alejandro Reyes Vergara Abogado y consultor
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Cuando hablamos de oportunidades y de futuro, Chile transita fácil desde alucinaciones de gloria y riqueza hacia las de pesimismo y pobreza. 


Cuando hablamos de oportunidades para Chile, transitamos fácilmente desde alucinaciones de gloria y riqueza al pesimismo y el apocalipsis. 

A fines de los 90 y principios de los 2000, por ejemplo, se anunció el “futuro esplendor”. Seríamos un país “desarrollado” entre el 2015 y 2025. Lagos y Piñera, de miradas largas, optimistas y ambiciosas, anunciaban que lograríamos el desarrollo para al Bicentenario (del 2010 o del 2018). 

Éramos el Chile “jaguar” de Sudamérica, felino veloz, de mordida fuerte y colmillo afilado. Pretendíamos ser la nueva versión de los “tigres” del sudeste asiático (Taiwán, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur), que en sus propios 30 años, en los años 70, llegaron al desarrollo. 

Chile progresó mucho en sus 30 años. Pero crecieron más la “aspiración” y las “expectativas” de la mayoría ciudadana que la economía. La nueva riqueza se concentró y ostentó en una minoríaEl choque de ambas realidades y los sentimientos que ello genera fueron parte del origen el estallido. Chile también fue ostentoso frente a sus vecinos: “Chile es un verdadero oasis con una democracia estable, el país está creciendo, los empleos aumentando, los sueldos están mejorando”, decía el Presidente Piñera, apenas 10 días antes del estallido social de 2019. “Argentina y Paraguay están en recesión; México y Brasil estancados; Perú y Bolivia con una crisis política muy grande; Colombia con resurgimiento de las FARC y la guerrilla”.

Hay que tener cuidado con las promesas de “futuro esplendor”  y manejar bien las expectativas. Chile es frágil. Un tropiezo menor, una derrota, una crítica inesperada, una información distorsionada empujan fácilmente el péndulo del ánimo de los chilenos desde la esperanza al pesimismo, mutando de jaguares a gatos. Y para avanzar como nación se necesita trabajo e  innovación, pero también una dosis de esperanza y fuerza de jaguar.  

Haciendo una metáfora con la sicología humana, quizás somos un país con baja autoestima. No nos sentimos confiados de nosotros mismos, dudamos que nos vaya bien, que seamos apreciados, pese a nuestros méritos. El autoconcepto no nos basta, ¡Chile no se la cree! La baja autoestima hace que el país necesite mucho de la validación y el reconocimiento extranjero. De allí quizás la manía que tenemos de preguntar al forastero cómo nos ven como país. Pero nada va a cambiar como somos en realidad en base a lo que dicen los demás. El menor traspié nos frustra y hace vulnerables. Entonces debemos ser muy  cuidadosos con la generación exagerada de expectativas, desmitificar frustraciones infundadas. 

Una metamorfosis inversa, de gato a jaguar, la produce el crecimiento sostenido de la economía. También el descubrimiento o revaloración de un recurso natural en Chile que “nos hará ricos”. Entonces Chile cree que será la nueva Arabia Saudita, el nuevo rey del petróleo del mundo, el paraíso sin trabajo.

Ahora nos sucede, por ejemplo, con el hidrógeno verde y el litio. Llegan a decir altas autoridades “que el mundo depende ahora de Chile y sus recursos para evitar el cambio climático”. ¡Wow! ¿No será mucho? El jaguar quedó cortó. ¡Ahora somos el capitán Planeta!, el héroe que protegía la ecología del mundo. 

Es cierto que nuestras reservas de litio y cobre son las más grandes del mundo, y tenemos ventajas para producir hidrógeno verde. Esa tríada es muy valiosa en la transición energética para la carbono neutralidad. Crea energía limpia, almacena energía y conduce energía. Pero hay que hacerlo realidad. 

Yo sugeriría tener en cuenta lo siguiente: 

  1. Tenemos ventajas potenciales, pero hay que hacerlas realidad y a tiempo. Vamos lentos y atrasados. Necesitamos producir mucho más litio, más cobre y generar hidrógeno verde.
  2. Que no nos pase como Venezuela, el país con mayores reservas de petróleo del mundo, más que Arabia Saudita, Kuwait, Irán, Canadá e Irak. Aun así, el 53% de los venezolanos vive en la extrema pobreza, 10 millones emigraron y el PIB per cápita es apenas 2.800 euros. ¡Un desastre! No basta tener gran cantidad de reservas de un recurso, hay que invertir, facilitar el desarrollo de proyectos, trabajar y agregar valor. 
  3. No dejarse engañar con noticias fatalistas ni hiperoptimistas sobre el futuro del litio o del hidrógeno verde. Hay mucho riflero dando vuelta. Existe una competencia en el mundo y en la ciencia por desarrollar nuevas energías verdes y baterías acumuladoras de energía en base a otros materiales o minerales, como el sodio. Pero los distintos recursos tienen costos, ventajas y desventajas distintas en su aplicación. Por ejemplo, no todas las baterías serán de litio sino que las habrá también de sodio u otro material, pero seguirá necesitándose el litio para usos muy relevantes. De allí el apetito. Probablemente no seremos capitán Planeta, pero es posible que seamos un jaguar si producimos a tiempo. 
  4. Estamos recibiendo mucha información de corto plazo, que suben y bajan los precios y las expectativas del litio y el hidrógeno como montaña rusa. Y nos lleva a engaños. Estos negocios son de muy largo plazo y hay que evaluarlos en ese horizonte. También hay muchos intereses en juego, presiones geopolíticas, de naciones e industrias que manipulan y distorsionan la información. 
  5. Recuerde que las exportaciones de cobre en Chile son todavía del orden de US$ 50.000 millones de dólares o más, la mitad de todas las exportaciones del país. Y probablemente continuará así. En cambio, el litio cuando tuvo su mayor exportación en 2022, con un precio exorbitante con alza transitoria del 200 %, fue por US$ 7.500 millones de dólares. Entonces falta un buen trecho para que las exportaciones de litio lleguen a ser tan importantes como el cobre. Tal vez el litio no alcance al cobre. No lo sabemos. Hay proyecciones, pero no bolitas de cristal. 

¡A trabajar con urgencia, sin generar expectativas exageradas ni frustraciones infundadas, con sentido de país y perspectiva de largo plazo!

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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