En el cambiante panorama del mercado global, la estrategia de co-opetición se está consolidando como un enfoque pragmático para lograr un equilibrio entre competencia y colaboración.
El debate reciente en torno a la propuesta de alianza entre SQM y Codelco para la explotación conjunta del litio en el salar de Atacama hasta el 2060 ha revelado no solo las fisuras entre los principales accionistas de SQM, sino también una oportunidad para repensar las dinámicas de competencia y colaboración en el mercado global del litio. En este contexto, la postura adoptada por el Grupo Pampa sugiere una visión donde la competencia se percibe casi exclusivamente como un juego de suma cero.
Sin embargo, la realidad de los mercados globales nos muestra un panorama diferente.
En el cambiante panorama del mercado global, la estrategia de coopetición se está consolidando como un enfoque pragmático para lograr un equilibrio entre competencia y colaboración. Harvard Business Review define la coopetición como una fusión estratégica entre competidores, que permite compartir riesgos y costos en proyectos de gran envergadura, a la vez que potencia la innovación y la eficiencia operativa. Esta dinámica se ha manifestado en una variedad de sectores. Por ejemplo, en la industria automotriz, empresas como BMW y Toyota han colaborado en el desarrollo de tecnologías de células de combustible, mientras mantienen su rivalidad en otros aspectos del mercado.
Similarmente, en el sector tecnológico, competidores como Apple y Google se unieron durante la pandemia para desarrollar tecnologías de rastreo de contacto, demostrando cómo la colaboración puede surgir incluso entre rivales directos frente a desafíos globales. En el ámbito de los servicios digitales, plataformas como Netflix y Comcast han colaborado para mejorar la calidad del streaming, beneficiando a ambas partes a través de una mejor experiencia de usuario, a pesar de ser competidores en el espacio del contenido y entretenimiento.
En la industria del litio, por su parte, la colaboración entre Tianqi, Albemarle e IGO en Australia, lejos de diluir su competitividad, ha potenciado el crecimiento sostenible y la industria local. Esta relación se manifiesta en la empresa conjunta Talison Lithium, que gestiona la mina Greenbushes en Australia Occidental, la más grande del mundo en litio de roca dura. Esta colaboración ha permitido a las tres empresas ampliar su capacidad de producción y mejorar la eficiencia tecnológica, sin comprometer sus intereses competitivos en otros mercados. Además, el esfuerzo conjunto ha impulsado la extensión de la cadena de valor hacia resultados más sostenibles tanto económica como ambientalmente, creando valor agregado localmente.
Estas experiencias internacionales destacan no solo por su éxito operativo, sino también porque se llevan a cabo en países con normas e institucionalidad sólidas en materia de libre competencia, lo que asegura que tales alianzas pueden ser manejadas de manera justa y beneficiosa para todas las partes involucradas, sin generar distorsiones en los mercados locales ni globales.
Así, y con una mirada sesgada, los representantes de Julio Ponce Lerou en SQM, insinúan que Tianqi, al hacer exigencias sobre las condiciones de aprobación de la alianza propuesta, lo que estaría realmente expresando sería un afán competitivo que busca monopolizar la operación del salar de Atacama en una futura licitación. Esto contrasta con las experiencias reales en los mercados globales, donde por el contrario se privilegiaron los beneficios de una mayor cooperación entre competidores para abordar una tarea de esa magnitud. Además, la visión de un mercado dominado exclusivamente por alianzas cerradas podría obstaculizar el rol que podría jugar Codelco.
Si la estrategia nacional del litio se orienta hacia un modelo de control estatal de las principales operaciones mediante Codelco, la colaboración con diversos actores, incluidos competidores directos, no solo es una posibilidad sino que es parte del diseño mismo, por lo que la habilidad para orquestar estos esfuerzos conjuntos, de manera abierta y constructiva, podría ser más beneficiosa que una estrategia basada únicamente en el control y la exclusión.
Diego Del Barrio
Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Valparaíso.