Publicidad
Óscar Wilde: el artista y su obra Opinión

Óscar Wilde: el artista y su obra

Publicidad
Juan Guillermo Tejeda
Por : Juan Guillermo Tejeda Escritor, artista visual y Premio Nacional "Sello de excelencia en Diseño" (2013).
Ver Más

A veces toco o huelo un poco antes de dormirme la encuadernación en cuero ya medio revenida de sus Obras Completas de Aguilar, que eran las que había en mi casa en la biblioteca de mi padre, y abriendo alguna página al azar siempre aparece algo que está vivo.


Dijo Oscar Wilde en sus tiempos finales en Paris, derrotado ya e irremediablemente impopular, que sí, que estaba escribiendo algo… pero que la verdad es que no volvería a escribir, añadiendo:

–La más difícil tarea para la fantasía de un artista es, ante todo, hacerse a sí mismo, y después forjarse su público.
Y dice que crear su obra le fue de lo más sencillo y natural… pero crearse un público fue para él uno de los trabajos de Hércules.

–¡Qué poco se dan cuenta de la vida heroica del artista cuando tiene que crear no sólo la obra de arte, sino el vaso que la contiene!

Esto nos lo cuenta Laurence Housman transcribiendo una conversación que sostuvieron Wilde y tres amigos suyos en un café parisino, o sea no es textual exacto suyo pero sí es puro Oscar: además de crear sus obras, el artista también debe crear al público que las aprecie.

Crearse un público… a menudo vemos ese trabajo como promoción, algo que se pudiera quizá encargar a una agencia, a un promotor, a un servicio externo que llegarán con un cock-tail, unos pendones y un micrófono para el evento, pero para Wilde es algo más complejo, es un acto de creación personal. La obra es lo más fácil, a él le fluía. Crearse el artista a sí mismo, eso sí es una tarea difícil… Y crearse a su público, lo más difícil.

Lo machacaron en su tiempo, y toda la autopromoción que se hacía quedó destruida por su proceso escandaloso, le vandalizaron la casa, lo hundieron, fue a dar a la cárcel. Lo más duro para él fue perder a su público. Su público había sido una de sus creaciones, la que le había costado más.

Ya en Paris, sin dinero, hundido, enfermo, próximo a morir y sin su público… no le veía el sentido a seguir escribiendo. Wilde fue algo así como un influencer, y expulsado de las redes sociales de aquel entonces no podía funcionar.

A veces toco o huelo un poco antes de dormirme la encuadernación en cuero ya medio revenida de sus Obras Completas de Aguilar, que eran las que había en mi casa en la biblioteca de mi padre, y abriendo alguna página al azar siempre aparece algo que está vivo. Y claro, el artista debe crear su obra… crearse a sí mismo… y crear a su público. Mucha pega.

  • Esta opinión fue publicada originalmente en el Facebook de Juan Guillermo Tejeda. Ver aquí
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias