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Milei, el presidente meme Opinión

Milei, el presidente meme

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Aldo Torres Baeza
Por : Aldo Torres Baeza Politólogo. Director de Contenidos, Fundación NAZCA
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Milei apareció en la portada de la revista Time. Al leer la nota nos encontramos con material para un catálogo de memes: afirma no peinarse porque la “mano invisible del mercado” lo hace por él. Asegura ser un gurú del sexo tántrico.


Einstein resumió una larga discusión física mediante una elegante y sutil fórmula mediante la cual establece que la energía de un cuerpo en reposo se calcula multiplicando su masa por la velocidad de la luz al cuadrado. Algo similar hizo Carl Schmitt cuando resumió toda la discusión política en la siguiente fórmula: “La política es una lucha entre amigos y enemigos”. No se ha comprobado una fórmula más efectiva que encontrar a un buen enemigo y transformar toda su supuesta maldad en sentido común. Mientras más poderoso es el enemigo, más amigos genera el bando contrario: el declive de la Concertación empezó el día en que murió Pinochet; sobran ejemplos como ese.

Las sociedades son cada vez más complejas, pero el sentido común siempre emerge como algo relativamente simple. De hecho, suele sintetizarse en una sola palabra. En Argentina, Milei lo resumió cuando habló de “la casta”. Mediante ese concepto definió al kirchnerismo, la grasa estatal, el peronismo y toda una larga suma de factores que daban como resultado el permanente empobrecimiento de Argentina. La palabra resonó en millones de argentinos que votaron por él y lo convirtieron en presidente.

Para apoderarse del sentido común son necesarios elementos comunes. En una entrevista le preguntaron a Milei qué opinaba de la droga y el entonces candidato respondió que no le interesaba que alguien se drogara, “¡que se revienten!”, dijo, pero si esa persona que se droga va a pedir asistencia en hospitales públicos, entonces sí le interesa porque es toda la sociedad, por medio de impuestos, la que paga el tratamiento. 

La fórmula de Milei consistió en llevar cualquier discusión al plano económico y utilizar el dinero como punto unificador de su discurso. Encontró un buen enemigo y una forma de apoderarse del sentido común.

Meme y sentido común

Hay una interesante similitud entre un meme y el sentido común: ambos son información sintetizada que se replica de forma viral. Fue el zoólogo Richard Dawkins quien popularizó el concepto “meme” en su libro El gen egoísta. Dawkins propuso que los seres humanos poseen dos procesadores de información: uno que actúa replicando genes, y otro que actúa replicando la información cultural del individuo. Dawkins define como “meme” a la unidad mínima de información que se puede transmitir. Según el autor, los memes conforman la base mental de nuestra cultura, así como los genes conforman la base biológica de la vida.

Al igual que el elemento unificador que construye el sentido común, el meme debe impactar de forma inmediata. Siempre surge como una imagen acompañada de una sola frase. El sentido común, ese intangible que todo político desea capturar, se mueve en un eje diferente al de la complejidad: es simple y directo. Así como el chiste que se explica pasa inmediatamente a la categoría de mal chiste, el meme que se explica se convierte en un mal meme.

Bukowski decía que el intelectual explica algo simple de modo complicado y el artista algo complicado de modo simple. Similar desafío tiene el político: la diferencia es que el artista muestra y el político demuestra, convence, coloniza, persuade. En fin, necesita tener la razón. El meme, en cambio, no necesariamente busca tener la razón sino que asombrar de forma inmediata. 

El presidente meme

Hace un tiempo, Milei y su ministro Luis “Toto” Caputo citaron como cierta la información de un bot que medía la variación de precios de los productos en el supermercado Jumbo. Milei citó a la cuenta “@Coto_bot” como fuente para analizar el Índice de Precios al Consumidor. Todo, por supuesto, completamente falso. Hace pocos días fue a España (en el avión presidencial que aseguró que vendería) e insultó a la esposa del presidente del Gobierno de ese país. Regresó para un autohomenaje en el contexto de la presentación de un libro para el cual utilizó citas plagiadas. Tras bambalinas lo observó “la jefa”, que en realidad es su hermana, que ocupa el cargo de secretaria general de la Presidencia. Todo muy meme. Acumula y acumula rivales a los que insulta con frases que generan miles de memes.

En otra columna, el periodista Daniel Matamala decía que “los peores dardos e insultos de Milei suelen dirigirse a quienes han logrado lo que él siempre soñó pero no pudo ser: un académico de prestigio, un científico serio, un músico reconocido”. A diferencia de ellos, Milei no necesita relatos ni profundidad en sus mensajes. Es directo, como un meme. Es una imagen, una frase, un meme que genera un poco de risa, se reenvía y se olvida. El espacio de la política se ha convertido en una lucha de memes, información falsa, imágenes y formas. Todos buscan tener la razón utilizando la menor cantidad de información posible. Y si no es la razón, al menos aniquilar al enemigo o burlarse de él. 

Milei apareció en la portada de la revista Time. Al leer la nota nos encontramos con material para un catálogo de memes: afirma no peinarse porque la “mano invisible del mercado” lo hace por él. Asegura ser un gurú del sexo tántrico. Dijo que habla con sus cinco perros en conversaciones telepáticas. Se burló del cambio climático, que definió como “conspiración socialista”. Al papa Francisco lo trató de “izquierdista hijo de puta”. En la misma nota se cita a la politóloga Lucía Vincent, quien dice: “El lugar del mundo donde se siente cómodo son las redes sociales. Milei divide al público en dos bandos. El primero son los partidarios que sólo ven sus acciones como una cruzada para el bien y cualquiera que esté más allá de esa frontera como un enemigo que debe ser exterminado”. 

Existen distintas categorías en el eje amigo-enemigo de Carl Schmitt. Hay un enemigo mediante el cual se forma una identidad, es necesario, pero hay otro tipo de enemigo que el jurista define como “biológico”. De la aniquilación de ese enemigo depende la sobrevivencia personal. Milei opera con esa lógica: sus enemigos deben ser exterminados para que él mantenga su identidad. Ese eje de la exterminación fue el que utilizó para la campaña que lo llevó a la Casa Rosada. La lógica del meme. No parece que vaya a cambiar su estrategia. Dicen que no hay publicidad mala… ni meme condenable. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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