Cabe recordar cómo, por ejemplo, las escuelas unidocentes impactan en sectores rurales ubicados en lo más profundo de las regiones, aquellas alejadas del centro del país, donde se viven realidades particulares.
La educación pública cumple un rol fundamental en la sociedad, qué duda cabe de ello. No solo por la cobertura que entrega en los territorios más recónditos del país, sino también por la oportunidad que otorga a millones de niños y niñas de formarse y forjar un nuevo camino en sus vidas.
La educación democratiza el conocimiento, transforma vidas, y por ello el rol del Estado es irreemplazable. La existencia de escuelas en los lugares más apartados es fundamental para el futuro del país. Las escuelas públicas son imprescindibles para millones de niños, niñas y adolescentes, así como también lo son los jardines infantiles que ofrecen el Estado y las universidades estatales.
Tal como plantean diversas investigaciones desarrolladas dentro y fuera de Chile, la educación y los años de estudios de las personas tienen implicancias individuales y colectivas. Por ejemplo, más años de estudio significan mayores niveles de productividad y mejores oportunidades laborales para las personas; y esto tiene un impacto positivo en el Producto Interno Bruto (PIB) y con ello en el país.
En 2013, investigadores estudiaron en 146 países el efecto de un año más de escolaridad en la rentabilidad y los resultados mostraron un rango de 5% al 10% en el período que fue analizado. Y en Chile, en 2009 se analizó que un año más de escolaridad de la población generaría un incremento del 0,2% al 0,4%.
En este contexto no solamente es relevante la cobertura de los colegios, sino que también el fortalecimiento de la educación pública por el gran aporte que genera en los territorios. Más allá de las cifras globales y nacionales, no se puede dejar de considerar el impacto que día a día esos establecimientos educacionales tienen en las personas, en los niños y sus familias. Cabe recordar cómo, por ejemplo, las escuelas unidocentes impactan en sectores rurales ubicados en lo más profundo de las regiones, aquellas alejadas del centro del país, donde se viven realidades particulares.
La educación cambia vidas, entrega oportunidades y la educación pública es fundamental en aquello. Las universidades del Estado son el trampolín para dar ese salto transformador, entregando educación de calidad, con sentido social y vocación pública.