Chile posee talento, innovación y tecnología para ofrecer a nivel global, que pueden beneficiarse de nuestra política comercial abierta y los tratados comerciales que tenemos con 65 economías, que representan 88% del PIB mundial.
En el debate acerca de cómo fortalecer la reactivación económica y reducir el desempleo en Chile, el sector exportador tiene mucho que decir. Los productos y servicios que nuestro país envía al mundo representan casi 33% del PIB y generan unos 995 mil empleos. Y hace mucho rato que estas cifras no son solo minería: de todas nuestras exportaciones el año pasado, que sumaron poco más de US$ 94.400 millones, 46% (casi US$ 43.500 millones) corresponde a bienes o servicios distintos al cobre y litio.
Frente a ello, es relevante trabajar en lo que llamamos la diversificación dual de las exportaciones: por un lado, que nuestros envíos al mundo incluyan cada vez más productos y servicios, con creciente valor agregado; por otro, que lleguen a cada vez más mercados internacionales. Esto es importante para proteger a nuestra economía de los shocks externos, en un entorno geopolítico y económico inestable, con volatilidad en los mercados y el comercio.
Chile tiene ventajas significativas para trabajar en ello. Un ejemplo es el liderazgo de nuestro país en distintas industrias globales: no solo somos el primer exportador de cobre y litio a nivel global, también de una serie de alimentos, como cerezas, ciruelas deshidratadas, uvas, jurel congelado y variedades de salmón, entre otros. Asimismo, estamos entre los principales exportadores de productos forestales, y estamos en una posición privilegiada para ser socios globales en transición energética: el Renewable Energy Country Attractiveness Index de EY posiciona a Chile en el top 15 mundial de países más atractivos para invertir en energías renovables, primero en toda Latinoamérica, en parte gracias a nuestro rol en el mercado mundial de hidrógeno verde y al avance en nuestras propias metas internas, que apuntan a la carbono-neutralidad para 2050.
En la base del éxito de estas industrias clave existe una red de empresas que las proveen de tecnología y servicios: por ejemplo, aplicaciones de inteligencia artificial o softwares de monitoreo para los camiones mineros, o soluciones tecnológicas para el control de calidad de las frutas que exportamos. También hay firmas que ofrecen asesorías integrales y herramientas especializadas para el agro o la acuicultura; tecnología para la gestión hídrica, eficiencia y ahorro energético, o para el monitoreo, control y análisis remoto del agua. En la industria forestal, hay empresas chilenas que ofrecen medición biométrica y de volumen de las cargas de los camiones. Todas estas empresas tienen amplia experiencia y conocimiento de sus sectores, y ofrecen productos y servicios innovadores y sostenibles, con alto potencial para internacionalizarse.
Recientemente, ProChile organizó una rueda de negocios en que participaron cerca de 150 empresas chilenas que proveen soluciones tecnológicas para estas industrias, frente a más de 40 contrapartes de América Latina y Canadá. La proyección de negocios de esa instancia supera los US$ 20 millones. También realizamos el primer Chile Summit Europa, en Madrid, donde 17 empresas innovadoras pudieron reunirse con sus contrapartes europeas, a fin de aprovechar las oportunidades que ofrece la modernización del Acuerdo de Asociación que tenemos con la Unión Europea. Chile también ha estado presente en instancias internacionales relevantes en el área de transición energética, como el Hyvolution o el World Hydrogen Summit, con delegaciones público-privadas que han mostrado el potencial de nuestro país.
Estos esfuerzos buscan aprovechar un momento propicio para aumentar las exportaciones chilenas. La OMC proyecta que el volumen del comercio mundial de mercancías aumente 2,6% este año y 3,3% en 2025, lo que nos da un objetivo claro de seguir avanzando. Según proyecciones del Banco Central, se anticipa una tendencia ascendente para las exportaciones desde 2023 hasta 2026, con una excepción notable de crecimiento del 4,5% en 2024, en parte gracias a un entorno macroeconómico más estable y predecible.
La clave para beneficiarnos de este impulso está en la coordinación público-privada para buscar nuevos espacios en el mundo para nuestros productos y servicios. Chile posee talento, innovación y tecnología para ofrecer a nivel global, que pueden beneficiarse de nuestra política comercial abierta y los tratados comerciales que tenemos con 65 economías, que representan 88% del PIB mundial. Al cumplir 50 años trabajando en la promoción de las exportaciones nacionales, en ProChile esperamos fortalecer ese trabajo.