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Diplomacia de la ciencia y la innovación: Chile y Suecia unen fuerzas para el desarrollo sostenible Opinión

Diplomacia de la ciencia y la innovación: Chile y Suecia unen fuerzas para el desarrollo sostenible

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Flavio Salazar-Onfray
Por : Flavio Salazar-Onfray Académico, Universidad de Chile Ex ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación
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La ciencia puede aportar mucho a la diplomacia, a la integración de los pueblos y a la captura tecnológica, lo que solo es posible cuando adoptamos una actitud de Estado.


“Sin ciencia, tecnología, conocimiento e innovación no es posible el desarrollo sostenible”. Estas palabras del Presidente Gabriel Boric en el Foro Académico Chile-Suecia en Estocolmo representan un significativo respaldo a los esfuerzos de las universidades chilenas y suecas por establecer colaboraciones institucionales. Estos espacios de discusión y reflexión no solo buscan mejorar los indicadores científicos, sino también contribuir con datos, evaluaciones y propuestas a las políticas públicas, y al desarrollo económico y cultural de ambos países. 

Suecia es un país que siempre ha mostrado simpatía por Chile. Decenas de miles de chilenos trabajan, estudian y desarrollan sus vidas en este lejano país del norte. Un país donde la innovación y el conocimiento forman parte esencial del Estado y de la sociedad en su conjunto. Con sus hermosos campus universitarios, tecnologías sofisticadas, la extraordinaria relación público-privada, el incentivo a las empresas de nuevo conocimiento y un firme compromiso con el medio ambiente y las relaciones multilaterales, Suecia fomenta la cooperación y el desarrollo.

En Estocolmo se reunieron cerca de doscientos cincuenta investigadores de ambos países de diversas áreas: biomédicas, ingenieriles, matemáticas, ciencias sociales, medioambientales, culturales y artísticas. Discutieron temas como envejecimiento y salud mental, biodiversidad, cultura y arte, innovaciones verdes, problemas sociales y criminalidad, medioambiente y amenazas a la salud, seguridad alimentaria y agua, minería sostenible y transformación energética. Desde enfoques multidisciplinares basados en evidencia y desde las experiencias nacionales de cada contraparte, avanzaron en la búsqueda de propuestas y soluciones para enfrentar amenazas globales.

Para Chile, esta cooperación es significativa porque permite el acceso a las plataformas tecnológicas del norte, a sus capacidades logísticas y recursos humanos al servicio de los intercambios de estudiantes y profesores, generando experiencias que se transformarán en fortalezas para nuestro país.

La participación de la delegación presidencial, compuesta por ministros, parlamentarios de todos los sectores y actores relevantes del sistema de ciencia y tecnología del país, señala cómo abordar iniciativas estratégicas transversales que apunten a mejorar la vida de la ciudadanía.

La ciencia puede aportar mucho a la diplomacia, a la integración de los pueblos y a la captura tecnológica, lo que solo es posible cuando adoptamos una actitud de Estado. Las universidades chilenas han cooperado, se han organizado y se han transformado en un interlocutor atractivo para investigadores de centros de vanguardia. Así, la ciencia chilena ha demostrado estar a la altura de los desafíos y es apreciada por los colegas de otras latitudes.

Ahora se necesita perseverancia y apoyo financiero estratégico para dar sustentabilidad a la propuesta de colaboración. Suecia invierte más del 3,5% del PIB en ciencia y tecnología, Chile diez veces menos, una deficiencia que debemos superar. También es importante incorporar a las empresas, suecas y chilenas a la iniciativa, impulsando con mayor fuerza el componente de innovación. La participación de las embajadas y las agencias de financiamiento como ANID y CORFO puede resultar crucial para transformar el intercambio académico en políticas públicas y desarrollo económico mediante procesos de innovación con base científica.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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