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La Unión Europea y su importancia para el orden global Opinión

La Unión Europea y su importancia para el orden global

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Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
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Desde hace años que la Unión Europea está jugando un rol fundamental como catalizador para la búsqueda de soluciones a estos y otros desafíos. Una tarea que hoy cobra una relevancia aún mayor, al considerar la posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones de noviembre próximo.


Los resultados de las recientes elecciones para renovar los 720 escaños del Parlamento Europeo generaron un gran revuelo político a nivel continental, producto de que las llamadas fuerzas de ultraderecha (euroescépticos, nacionalistas, antinmigración) aumentaron su número de bancas en el Parlamento Europeo.

No obstante, más allá de los impactos locales que tuvo en los gobiernos de países como Francia o Alemania, lo cierto es que muchos sondeos ya habían adelantado resultados en esa línea.

Por eso es necesario recalcar que las fuerzas políticas mayoritarias al interior del Parlamento Europeo continúan siendo -fundamentalmente- el Partido Popular Europeo, junto con los socialdemócratas y los liberales, lo que en muchos aspectos garantiza la estabilidad y continuidad del proyecto comunitario de la Unión Europea (UE).

La UE ya tiene tres décadas de existencia, pero el proceso mismo de integración y cooperación europea es mucho más antiguo y se remonta a 1951, cuando la entonces República Federal Alemana, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Holanda firmaron el Tratado de París, que permitió crear la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.

Posteriormente, en 1957, los mismos países firmaron los Tratados de Roma, que marcaron el nacimiento de la Comunidad Económica Europea y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica.

Hoy, con 27 países y casi 450 millones de habitantes, la UE juega un papel fundamental como actor internacional, en un momento en el que el mundo atraviesa por fuertes turbulencias geopolíticas.

Un ejemplo de eso es la invasión rusa a Ucrania, ya en su tercer año, que ha tenido un profundo impacto a nivel internacional. Estamos hablando de la primera guerra en Europa desde el término de la Segunda Guerra Mundial y de un conflicto bélico a gran escala, que ha remecido las bases del sistema político internacional basado en reglas, vigente desde el término de la Guerra Fría.

Asimismo, la guerra entre Israel y Hamas, el papel disruptivo de Irán en Medio Oriente y otras regiones, la difícil relación entre Estados Unidos y China, las amenazas nucleares y balísticas de Corea del Norte, el combate al cambio climático, la crisis migratoria mundial, los peligros que hoy enfrenta la libre navegación en diferentes mares y océanos, y los constantes ataques que está viviendo la democracia en todo el mundo, representan desafíos tan complejos como urgentes para toda la comunidad internacional.

Muchos de estos temas se abordaron en la segunda versión del Foro Schuman de Seguridad y Defensa, realizado por la Unión Europea a fines de mayo, en Bruselas. Una instancia en la que se dieron cita numerosas delegaciones gubernamentales (entre las que estuvo Chile), así como representantes de think tanks y organizaciones internacionales de diferentes continentes.

En la oportunidad, Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad, enfatizó la necesidad de abordar estos y otros desafíos de manera oportuna y -sobre todo- a través de un trabajo colaborativo, dentro y fuera de la UE.

Un ejemplo de eso fue la reciente Cumbre por la Paz en Ucrania, realizada a mediados de este mes en Suiza, donde también participó nuestro país, en la que el papel de la UE fue relevante en términos de apoyar esta iniciativa que reunió a casi un centenar de Estados, así como en el respaldo a la declaración final del encuentro.

Desde hace años que la Unión Europea está jugando un rol fundamental como catalizador para la búsqueda de soluciones a estos y otros desafíos. Una tarea que hoy cobra una relevancia aún mayor, al considerar la posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones de noviembre próximo y eso genere un escenario internacional aún más turbulento.

Tras la firma del Acuerdo Marco Avanzado entre Chile y la Unión Europea, que modernizó el documento original de 2002, es importante recordar que compartimos valores comunes y que eso -independientemente de qué fuerza política esté en La Moneda- debe mantenerse y reforzarse en el tiempo. Sobre todo, en el contexto de un mundo marcado por la incertidumbre y conflictos de gran complejidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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