Publicidad
Francia y el avance de la extrema derecha: comprendiendo los resultados de cara al balotaje Opinión

Francia y el avance de la extrema derecha: comprendiendo los resultados de cara al balotaje

Publicidad
Rodrigo Torres
Por : Rodrigo Torres Académico-Investigador Universidad Católica Silva Henríquez Doctor en Ciencias Políticas, Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne
Ver Más

La capitalización del malestar, particularmente de sectores populares y rurales, ha sido uno de los argumentos planteados para explicar el avance significativo de la extrema derecha en Europa y otras partes del mundo.


Los recientes triunfos electorales de la extrema derecha en Francia, así como en otros países de Europa, han resonado en todo el mundo, planteando importantes debates sobre el estado de nuestras democracias. Para Chile, un país con su propio conjunto de desafíos sociales y políticos, las lecciones del caso francés son particularmente pertinentes. Por ello, el análisis de los resultados de las elecciones legislativas del pasado domingo 30 de junio puede darnos pistas para comprender este fenómeno de cara al importante balotaje de este domingo, elecciones que podrían otorgar al partido liderado por Marine Le Pen la mayoría simple o incluso absoluta en la Cámara de Diputados.

Durante las últimas semanas, Francia ha vivido una vorágine política marcada por una serie de eventos inéditos en su historia. Los resultados de las elecciones para el Parlamento Europeo del día 9 de junio posicionaron por primera vez a la extrema derecha francesa como la principal fuerza política del país, alcanzando más de un tercio de los votos. La respuesta del Gobierno fue una medida inesperada: la disolución de la Cámara de Diputados a finales del mismo día y el llamado a elecciones para los días 30 de junio y 7 de julio.

Se trató de una estrategia en la cual el presidente Macron intentaba posicionarse como una figura capaz de contener este avance de la extrema derecha. La apuesta del presidente fue altamente arriesgada y los resultados demostraron un intento fallido: el macronismo quedó relegado a un reducido tercer lugar en términos de diputados.

El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), liderado por Marine Le Pen y Jordan Bardella, consolidó su posición como primera fuerza política al obtener nuevamente más de un tercio de los votos. Por su parte, la rápida reacción de los partidos de izquierda al conformar el Nuevo Frente Popular (NFP), dejando de lado las diferencias que habían marcado su relación durante los últimos meses, articuló una fuerza política que movilizó otra gran parte de la población, posicionándose como la segunda coalición del país.

Como diferentes especialistas han señalado, el ascenso de la extrema derecha se ha visto impulsado por una combinación de crisis económicas, del debate migratorio y, más recientemente, por un profundo descontento social e institucional que este partido ha sabido capitalizar. Por su parte, la incapacidad de los partidos tradicionales para abordar estos problemas de manera efectiva ha llevado a un aumento de la polarización y el desencanto ciudadano con el sistema político.

En este contexto, los resultados estimados de las elecciones del pasado 30 de junio permiten identificar ciertos perfiles de votantes de las coaliciones, así como importantes tensiones sociales, lo que permite comprender parte de este ascenso y consolidación de la extrema derecha; dimensiones que han marcado el debate político y social de cara a la segunda vuelta de este domingo 7 de julio.

Para comenzar, y siguiendo las estimaciones de Ipsos Talan, se observa un importante clivaje generacional y de formación educacional con respecto a las y los votantes. Si caracterizamos a las principales coaliciones políticas según los perfiles que les dieron su apoyo, se aprecia que el NFP contó con el voto juvenil y con mayor formación educacional. Por ejemplo, 48% entre los 18-24 años y 34% entre los 25-34 años. En términos educacionales, su mayor apoyo se encuentra en votantes con estudios universitarios (37%) y superiores técnico-profesionales (28%). Al contrario, el voto para RN logró principalmente el apoyo en personas mayores de 34 años, con educación media incompleta (49%) o educación media completa (38%).

Ahora bien, ¿en qué medida este clivaje refleja una brecha significativa en términos de expectativas socioeconómicas y visiones del futuro político del país? Esta diferenciación entre votantes, ¿pone en evidencia una disparidad en las prioridades y perspectivas entre élites formadas y sectores con orientación más popular?

La capitalización del malestar, particularmente de sectores populares y rurales, ha sido uno de los argumentos planteados para explicar el avance significativo de la extrema derecha en Europa y otras partes del mundo. Es precisamente en términos de malestar y satisfacción con la vida que encontramos un segundo clivaje en el caso francés que podría darnos pistas interesantes.

Se destaca que el NFP concentró el voto de las personas que señalan estar muy satisfechas con la vida (32%) y satisfechas (28%). Al contrario, el voto de RN se concentró particularmente en aquellos que señalan estar muy insatisfechos con la vida (61%) e insatisfechos (47%), reforzando esta lectura.

Finalmente, y siguiendo con lo señalado, en estas elecciones se ha apreciado la emergencia de esta insatisfacción y malestar en una tensión marcada por el clivaje entre la metropolización urbana de la política y la realidad de las ciudades pequeñas o rurales, estas últimas denunciando un abandono del centralismo. Esto se vio claramente reflejado en la orientación de voto. El NFP solo obtuvo una ventaja en las ciudades con más de 200 mil habitantes, particularmente en grandes centros urbanos. Por su parte, RN mostró una amplia mayoría en las ciudades con menores cantidades de habitantes, especialmente en aquellas rurales. Argumentos como la falta de acceso a servicios sociales, problemas de seguridad no tratados o incluso un menosprecio desde las grandes ciudades han caracterizado el progreso de la extrema derecha en este sector de la sociedad francesa.

Las tensiones presentes en Francia de cara al balotaje de este domingo 7 de julio destacan la importancia de abordar los problemas sociales para fortalecer las instituciones democráticas. Temas como los antagonismos entre élites y sectores populares, o entre las grandes ciudades y el mundo rural, han generado un significativo malestar social. La pugna entre los proyectos de sociedad que se decidirá en Francia este fin de semana, cuando se sabrá si la extrema derecha logra la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, subraya la necesidad de que, tanto en Chile como en otros países de nuestra región, se aprendan lecciones de estos eventos para avanzar hacia un futuro más inclusivo y democrático.

La tarea es difícil, pero en un contexto marcado por la desinformación, los populismos radicales y el cuestionamiento a las instituciones, es imprescindible fortalecer la democracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias