¿Cuándo se ha podido discutir la salud de Boric? Es tabú. Como si no tuviera impacto, no se notara o fuera de mal gusto. Pero Matamala pregunta “¿cuándo van a atinar?”… los gringos.
Muchos opinaron sobre el fiasco de Biden. Los europeos, excepto Francia, opinaban habiendo anticipado un triunfo de Trump. Ya acordaron a Von der Leyen, Costa, Kallas y Rutte. Tusk, con flema, dijo “los americanos tienen un problema”. Los laboristas ingleses ganaron. El radicalismo palestino celebraba el fracaso liberal, sin ponderar cómo Trump 2.0 amenaza lo que agitan. Assange liberado después de 14 años encerrado. En América Latina no hubo mucho, tal vez porque Lula piensa en un cuarto período con 81 años.
Pero Daniel Matamala reclamó “¿cuándo los demócratas van a atinar?”. Paula Escobar agitó “es momento de unidad de todos… en contra… de la ultraderecha”. Días antes, Mansuy se quejó de que la derecha carecía de “ejes (y)… temas”. Pablo Ortúzar trató de defender a Sebastián Edwards como si alertara contra la radicalización universitaria previa al nazismo. Meller y De Gregorio llaman a expulsar a los que se tomaron la Universidad de Chile.
¿Repetiremos, con Rosa Devés, la toma del INDH bajo Sergio Micco? A Micco lo convierten en un héroe, aunque no hizo nada por ponerle fin y terminó defenestrado. De “chincol a jote”, destaca Salvador Schwartzmann una carta en su apoyo, sin advertir que son los mismos que perdieron el 17 dic. Ni Desbordes logra que el INDH influya en su disputa con Hassler.
Chilenos pontifican, pero ¿cuándo se pudo discutir la salud de Guillier, el 2017? Y eso que Lagos pidió abrir la fichas clínicas de los candidatos cuando Guillier le cuestionó su edad y acusó al ministro del Interior, Mario Fernández, de tener Alzheimer. Tuvo que pedir disculpas y hasta ahí llegó el tema. ¿Cuándo se ha podido discutir la salud de Boric? Es tabú. Como si no tuviera impacto, no se notara o fuera de mal gusto. Pero Matamala pregunta “¿cuándo van a atinar?”… los gringos.
Biden fabricó un dilema cuando decidió repostular a los 81. Trump llevaba meses burlándose. Nadie reaccionó porque minimizaron los números. Pero no es claro que, aun reemplazando a Biden, puedan ganar. Menos que el rechazo a Trump compense el desengaño que los demócratas hayan errado a cuenta de una apuesta que los favorecía. Bajar a Harris expone a despreciar a la primera mujer (asiática más encima) de hacer lo que le pidieron hacer: subrogar al presidente. Humphrey perdió frente a Nixon el 68. La gente de Biden vende que, si han de perder, mejor con Biden. No conceden que élites manden más que grass-roots, ni se comporten como stakeholders. Como si Margaret Thatcher no hubiese por una intriga de cortesanos. A Netanyahu hay que bajarlo, pero Biden sigue.
En Chile, Evelyn Matthei enreda a su gente abriendo debate sobre el secreto bancario. Busca correr a los 72, la misma edad de Aylwin al asumir. Teniendo a Insulza con 82 y Jorge Soria pudiendo reelegirse con 89, parece joven. Pero para quienes cobran el fracaso generacional de Boric, cuesta tragar algo tan cínico.
¿Qué hubiera hecho la derecha si hubiera sabido que perdería con Lavín, Sichel o Kast el 2021? ¿Con procesos constituyentes fracasados? ¿Qué hace ahora con una plancha que no pretende ganar la elección? Roberto Izikson lleva advirtiendo un aumento de popularidad de Boric. Cuesta no relacionarlo con la debilidad de la oposición.
¿Qué pasaría si una derrota municipal amenaza la presidencial? ¿Atinarían? Cristián Valdivieso y Axel Callís piden un outsider. Poduje es un outsider. ¿Lo han apoyado? No. Pero Matamala exige que los gringos atinen y Paula Escobar arenga “élites del mundo, uníos”, sin medir que, si algún impacto tiene esta gente, es despertar una reacción en su contra.