Rene Zavaleta solía decirnos a sus alumnos que, en América Latina, la eternidad era muy breve, y tenía toda la razón.
Si el cambio es la constante en nuestra dinámica regional -para decirlo elegantemente- cabe preguntarse periódicamente, cuáles serán los principales hechos que se avizoran en el horizonte cercano. Por tanto, es pertinente preguntarse cuál será el curso probable de los acontecimientos en lo que resta del año. Atendiendo a los hechos más impactantes, veamos que tenemos en el horizonte cercano.
Las elecciones estadounidenses
El 5 de noviembre próximo los EEUU elegirán presidente y renovarán su congreso, dato muy importante para los ciudadanos estadounidenses y de innegable importancia para el resto del planeta, pero en esta oportunidad las consecuencias serán mayores a las habituales.
En efecto, pocas veces tenemos una elección en que se enfrentan dos concepciones tan diferentes para el futuro de los EEUU. La irrupción de Donald Trump levanta con particular fuerza el horizonte de “América primero”. Atendiendo a su condición de super potencia, la prioridad en lo doméstico puede derivar con facilidad en lo que Kissinger denominaba el “aislacionismo”.
Esta reacción se explica en gran medida por la fuerte competencia a la que es sometida la economía norteamericana de parte de las empresas asiáticas y europeas, con sus respectivas consecuencias al interior de la sociedad. Todo esto, contrasta con el gran esfuerzo que los EEUU despliegan en el plano global en materia de seguridad y defensa para sus aliados.
¿Por qué los ciudadanos estadounidenses deben subsidiarlos? Es lo que muchos norteamericanos pobres (incluidos trabajadores blancos) se preguntan. Pero el desafío no es sólo de parte de empresas, con tesón, planificada y metódicamente, pues China emprendió hace algunas décadas su larga marcha hacia ser superpotencia, adonde aspiran a llegar el 2049, al cumplirse los 100 años de la fundación de la República Popular China.
Algunos hablan de que se viene una segunda guerra fría, pero si bien se parece en algo, existen elementos de diferencia: ya no hay competencia entre bloques ideológicos, de sistemas políticos y económicos diversos. La economía de mercado predomina y -a lo más- tenemos casos de capitalismo de Estado, y el Pacto de Varsovia no existe desde hace décadas.
América Latina no lleva muchas velas en este entierro, aunque algunos feligreses tratan de hacer méritos. La mayoría de los países latinos, especialmente los sudamericanos, somos socios comerciales de China y compramos armamento occidental. Para los estrategas norteamericanos una de las mayores inquietudes es que otras potencias se instalen en la región, especialmente en temas estratégicos, y ahí el radar apunta a Caracas y su amistad con Beijing, Moscú y Teherán.
Pero la seguridad hemisférica tiene otros temas mas endémicos: el control de la inmigración, los carteles de la droga y el delito organizado, así como la inestabilidad política tras el río Bravo. Todo ello estará presente en la mirada de quien habite la Casa Blanca hacia el sur de Estados Unidos
La inestabilidad en el extremo sur
El extremo sur del continente por estos días no canta mal las rancheras en materia de inestabilidad. Salvo la meritoria y republicana gestión en la banda oriental rioplatense, en el resto predominan vientos cruzados.
Las causas son diferentes. En Argentina el epicentro es la economía y la apuesta del gobierno de Milei es realizar transformaciones profundas, empezando por controlar la inflación y terminar con el cepo cambiario; es decir, normalizar el tipo de cambio. Gran tema para un gran país, que tiene al Papa y a Messi, aunque ambos van rumbo a la jubilación. La economía es uno de los desafíos más grandes de Argentina desde hace rato, pero el ascenso de la administración Milei acentuó la polaridad que hoy tiene la sociedad respecto de su estrategia de desarrollo. Los corcoveos económicos obviamente generan repercusiones económicas y sociales, y qué decir de los ecos políticos. De momento con una inflación de cerca de 5% mensual y la aprobación de la ley de base, el gobierno capea la crisis.
En el Perú, el problema principal no es económico, sino la desconfianza en el gobierno y en el congreso. Perdón: Más que desconfianza es la reprobación, en ambos casos arriba del 90%. Ambos se niegan a adelantar las elecciones (primer semestre del 2026). ¿Llegarán?
Donde más caliente está el ambiente es en Bolivia, porque aunque todos pensábamos que eso de entrar con un blindado al Palacio de Gobierno ya era cosa del pasado, sucedió hace poco y las esquirlas siguen saltando.
Chile, por su lado, hace su aporte y después del estallido social y dos procesos constituyentes fracasados, enfrenta el periodo final de la administración Boric con una secuela de elecciones desde octubre 2024 hasta octubre del 2025, en medio de una grave crisis de seguridad interior y una economía que, si bien controla la inflación, a la fecha no logra reactivarse.
Los grandes de la región mantienen su rumbo: Brasil, después del periodo Bolsonaro (que en su mejor momento de adhesión a WDC llego a ofrecerle una base en la Amazonia,) ha retomado su camino de transformarse en una potencia global con el presidente Lula, con autonomía respecto de USA, pero sin llegar a confrontarlo, optando por los BRICS, cuyo banco de desarrollo en Shangai lo preside Dilma Rouseff.
México está en transición y, como dice la norma no escrita, el que se va limpia la casa. ¿Qué es lo que AMLO debe despejar antes que asuma Claudia? Da para una columna aparte y ahí la prometemos.
Elecciones venezolanas
A fines del presente mes los venezolanos irán a las urnas. Dos resultados podríamos pronosticar: va a ser reelecto Nicolás Maduro y tendremos un revival del tema venezolano en la agenda hemisférica.
Conforme a otra regla no escrita, de que nunca se convoca a una elección sin conocer de antemano cuál será su resultado, podríamos sostener que el presidente Maduro proseguirá a cargo del puesto de mando. Obviamente, se producirán réplicas. Aquí se pueden empezar a conjugar con otros elementos señalado más arriba. ¿Cuál será la reacción de WDC? Como me dice un destacado analista, cuesta imaginar que nueva sanción se le puede imponer a Caracas. Además, estamos en momentos convulsos a nivel global. Y Venezuela tiene petróleo, mucho. Lo peor para las riberas del Potomac es que esa energía se vaya a Irán y retroalimente la alianza entre bolivarianos y ayatolas. ¿Será aplicable aquí el aislacionismo que predica Mr. Trump?
La reactualización de las críticas al régimen venezolano es muy probable que produzca un proceso similar frente a la situación de Nicaragua y de Cuba. La alianza de los países del ALBA será cuestionada nuevamente, tema no menor para los gobiernos de Lula, Petro y Boric.
A modo de síntesis
La sumaria presentación de lo que se viene en los próximos meses para la región podría ampliarse, pero las tendencias tienden a persistir en la mayoría de los países: una gran expansión del delito organizado junto a economías estancadas o de crecimientos mediocres. Si la superestructura jurídica política de muchos países de la región se asienta en sistemas deslegitimados por la ineficiencia o la corrupción, el resultado es complicado, y la eternidad seguirá siendo breve.
Mientras, culmina una Copa América que dejó muchas heridas en las canchas y en las graderías, y una gran deuda del arbitraje (VAR incluido). Pasados los 90 minutos, resuenan las reflexiones del maestro Bielsa: se está matando el fótbol. Luego vienen las Olimpiadas, pero a la Copa América hasta la fecha no concurrió ningún político. Ojalá se mantenga esa tradición de no mezclar el deporte con la política, así como no mezclar los negocios con la misma. ¿O estoy pidiendo mucho?