Es importante destacar que la mayoría de las plantas desalinizadoras en Chile se encuentra en el norte del país, donde también se produce un gran desperdicio de energía, debido a los llamados vertimientos.
Recientemente, Cochilco resaltó el creciente consumo de agua que tendrán las mineras en los próximos años. Se proyecta que para 2034 el consumo aumente de 18 a 23.7 metros cúbicos por segundo. En este escenario, la desalinización del agua de mar se perfila como una solución clave para abastecer las operaciones mineras, con su contribución esperada a pasar del 35% al 70% en la próxima década.
Este crecimiento no es exclusivo de Chile; a nivel mundial, la desalinización sigue aumentando. Según Global Water Intelligence, en 2022 había 13.600 plantas desalinizadoras en funcionamiento o en construcción, con una capacidad de 100 millones de metros cúbicos diarios y un crecimiento proyectado del 22% para 2030. La mayoría de estas plantas utiliza ósmosis inversa (RO) para transformar el agua salada en agua potable.
Sin embargo, desalinizar agua de mar presenta desafíos, especialmente en términos de consumo energético. La energía necesaria para desalinizar agua de mar puede ser hasta 24 veces mayor que la necesaria para procesar agua dulce de fuentes tradicionales. Además, el transporte del agua desalinizada desde la costa hasta las minas también requiere mucha energía, lo que puede ser tan costoso como el propio proceso de desalinización.
Este aumento en el uso de energía plantea grandes retos no solo para la industria, sino también para la planificación energética nacional.
Para que la desalinización sea sostenible, es crucial que esta energía provenga de fuentes limpias. De lo contrario, la huella de carbono de la minería podría aumentar significativamente. No obstante, esta situación también ofrece una gran oportunidad para que Chile lidere en el desarrollo de una industria de desalinización sostenible, manteniendo la competitividad del sector minero.
Para lograr esto, es importante optimizar el transporte del agua, buscando economías de escala y creando redes de distribución que beneficien tanto a la industria como a las comunidades. Además, se podrían implementar sistemas de desalinización impulsados por energía renovable en lugares donde no sea viable transportar agua desde la costa. Asimismo, es esencial investigar cómo aprovechar la salmuera generada en el proceso, ya que, por cada metro cúbico de agua dulce producido, se generan 1.38 metros cúbicos de salmuera, la cual puede ser rica en minerales recuperables.
Finalmente, es importante destacar que la mayoría de las plantas desalinizadoras en Chile se encuentra en el norte del país, donde también se produce un gran desperdicio de energía, debido a los llamados vertimientos. Según un boletín de Generadoras de Chile, solo entre enero y agosto de 2023, los vertimientos fueron 967.3 GWh, equivalentes al 64% de toda la energía usada para producir y transportar agua desalinizada en 2021. Estos vertimientos se deben a un exceso de oferta de energía renovable en ciertos periodos del día, por lo que una gestión eficiente de estos recursos energéticos podría ayudar a mantener la competitividad de la industria minera al adoptar el uso de agua desalinizada.