La accesibilidad cultural no solo se manifiesta a través de la infraestructura física, sino que es la respuesta a la falta de voluntades para involucrarse y aprender de la cultura inclusiva.
Chile es un país muy diverso culturalmente, lo que enriquece nuestras vidas en múltiples sentidos, por lo que esto debería ser una oportunidad que experimentaran todas las personas. Pero la realidad es que no solo nos encontramos con la barrera de una extremada centralización en el acceso al arte, la cultura y el entretenimiento, sino que además sumamos que muchas personas en situación de discapacidad enfrentan barreras significativas para acceder a la cultura. Esto no solo limita su acceso a la expresión artística y creativa, sino que también perpetúa la exclusión social.
El acceso a la cultura es un derecho fundamental, reconocido internacionalmente a través de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que no debería estar condicionado por las limitaciones físicas o sensoriales de las personas y su relación con los espacios. Pero lamentablemente la accesibilidad en espacios culturales como teatros, museos y centros de arte sigue siendo insuficiente, especialmente por las barreras físicas, la accesibilidad universal, la escasa señalización, ausencia de servicios de interpretación y la falta de sensibilidad hacia las necesidades específicas de diferentes discapacidades.
La accesibilidad cultural no solo se manifiesta a través de la infraestructura física, sino que es la respuesta a la falta de voluntades para involucrarse y aprender de la cultura inclusiva, que implica en primera instancia un cambio de mentalidad y políticas públicas que promuevan la participación activa de las personas en situación de discapacidad en la vida cultural del país. Esto incluye desde la planificación y el diseño accesible de los espacios culturales, hasta la capacitación del personal para garantizar un trato respetuoso y empático hacia todos los visitantes.
Es alentador ver iniciativas en Chile que buscan mejorar la accesibilidad cultural. Programas que ofrecen visitas guiadas adaptadas, espectáculos con interpretación en lengua de señas y audiodescripción para personas ciegas, estos son pasos importantes para la construcción de entornos más inclusivos. Sin embargo, estas medidas deben expandirse y consolidarse para garantizar que todas las personas puedan acceder y disfrutar plenamente de las instancias culturales.
El arte y la cultura son poderosos medios de expresión y conexión humana, por lo que proporcionar el acceso a la participación activa de personas en situación de discapacidad en estos espacios no solo enriquece sus vidas, sino que también fortalece nuestra sociedad, promoviendo la diversidad, la comprensión y el respeto mutuo.
Mejorar la accesibilidad cultural es una responsabilidad compartida, tanto de quienes promueven políticas públicas como de las direcciones y administraciones de espacios culturales que deben velar por el cumplimiento de estas, el trabajo conjunto y comprometido es el que realmente dará frutos y derribará las brechas en la accesibilidad cultural para todas las personas.