Es clave que Chile mantenga el monopolio de la seguridad pública y las armas en manos de Carabineros y no siga el camino de la proliferación de armas en manos de la ciudadanía, un camino que lleva a una sola cosa: más chilenos y chilenas muertos a consecuencia de armas de fuego.
El intento de asesinato de Trump ha multiplicado las especulaciones y teorías conspirativas respecto de qué motivó el atentado. De lo que poco se ha hablado es de la principal condición que hizo posible que esto sucediera: el masivo acceso de la población en USA a armas y en especial al rifle semiautomático AR15, una lección que Chile debería considerar, en momentos que el aumento del crimen ha motivado un aumento de la tenencia de armas en el país.
El AR15 no es cualquier arma. Se trata de un rifle diseñado a finales de los años ’50 y que se convirtió en el rifle estándar de los soldados americanos en la guerra de Vietnam. Es un rifle de asalto semiautomático, es decir, permite un disparo muy rápido, aunque no continuo. Sin embargo, posee un cartucho con 30 balas y puede ser fácilmente modificado para disparar en forma continua. Se trata de un rifle diseñado para matar a muchas personas, muy rápido. Es decir, no es el arma para defender la casa de un asaltante, excepto que los asaltantes sean un grupo de tropas de combate o un ejército de zombis. Para agravar las cosas, es extremadamente popular. Se estima que aproximadamente el 30% de los adultos en USA tiene un arma. Un 20% de estos tiene un AR15.
Más aún, dada la rapidez con que dispara el AR15, ha sido utilizado no sólo en el intento de asesinato de Trump sino también en diversos tiroteos masivos en Orlando, San Bernardino, Las Vegas y Texas, cobrando la vida de 14 personas en el evento menos letal y 58 en el que generó más víctimas. Los límites al acceso son nulos. Esta arma puede ser comprada por una persona de 18 años sin ninguna restricción, en un país donde la edad legal para beber es 21 años.
Las consecuencias de esto para USA son nefastas. Las armas se han convertido en un serio problema de salud pública. Cada año mueren allá casi 50 mil personas víctimas de las armas y la cifra va en aumento. Las cifras de fallecidos son sustancialmente mayores que las de otros países desarrollados. La tasa de muertes por armas de fuego es cinco veces mayor que la de Canadá y 10 veces mayor que la de Australia o Alemania. Más aún, la tenencia de armas por parte de las personas no se ha visto que reduzca los delitos. Contrario a ciertas creencias, la tenencia de éstas no actúa como un disuasivo a la delincuencia. Al mismo tiempo, la principal víctima de un arma en la casa suele ser la misma persona o un familiar, al ser usadas para suicidarse, al dispararse accidentalmente o al emplearse en conflictos familiares. Más aún, frecuentemente armas debidamente registradas son robadas y terminan siendo utilizadas por delincuentes.
En USA, sin armas semiautomáticas, los tiroteos masivos no existirían, como lo muestra el caso de Australia. En ese país, luego de la Masacre de Port Arthur, que en 1996 costó la vida a 35 personas (realizada, por cierto, con un AR15), los rifles semiautomáticos fueron prohibidos. ¿El resultado? Desde entonces, el país lleva décadas sin que un evento de esa magnitud se haya repetido. Las muertes por armas de fuego en general se redujeron en más de un 50% luego de veinte años de la prohibición.
En USA se intentó lo mismo que en Australia, pero sin tanto éxito. En 1994, la venta de rifles de asalto fue prohibida a nivel federal, durante la administración Clinton. Sin embargo, tras 10 años, la prohibición no se renovó. El expresidente Trump, hace unos años, aprobaba la idea de restringir la venta de estos rifles. Sin embargo, el intenso apoyo a su campaña por parte de la Asociación Nacional del Rifle, lo hizo cambiar de opinión. Hoy en día, se opone a cualquier tipo de restricción.
El aumento de la tenencia de armas no ha traído ningún beneficio a USA y tampoco va a traer ningún beneficio a Chile. El intento de magnicidio en contra de Trump muestra lo peligroso que es el incremento de la polarización política, sumada a un amplio acceso a las armas.
Es clave que Chile mantenga el monopolio de la seguridad pública y las armas en manos de Carabineros y no siga el camino de la proliferación de armas en manos de la ciudadanía, un camino que lleva a una sola cosa: más chilenos y chilenas muertos a consecuencia de armas de fuego.