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A casi una semana de las elecciones, ¿qué pasará en Venezuela? ANÁLISIS

A casi una semana de las elecciones, ¿qué pasará en Venezuela?

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Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
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La idea de una invasión militar al estilo de lo que Estados Unidos hizo en Irak en 2003 es completamente irreal. Ninguna potencia está interesada en enviar tropas y eso generaría un unánime rechazo a nivel latinoamericano y global.


A casi una semana de las elecciones presidenciales en Venezuela, el escenario no puede ser más preocupante para este país y la región. Es que a pesar de que varios sondeos habían dado por vencedor a Edmundo González, el candidato de la oposición respaldado por María Corina Machado (inhabilitada para competir, a pesar de ganar las primarias), finalmente el Consejo Nacional Electoral (CNE) le dio el triunfo al presidente Nicolás Maduro, con un 51 por ciento de los votos.

Esto no solo ha generado el rechazo de la oposición venezolana, sino también de varios países dentro y fuera de América Latina, sobre todo porque desde que se conocieron los resultados la oposición ha acusado al Gobierno de fraude, basada en que tiene copias de las actas de votación que le darían el triunfo y que, tras depositarlas en un servidor en Estados Unidos, subieron a internet para que fueran de consulta pública.

Sin embargo, a pesar de los reclamos de Machado y de González; del lapidario informe del Centro Carter, que afirma que “la elección en Venezuela no puede ser considerada democrática”; y de la condena de numerosos gobiernos (entre ellos, el de Chile) que exigen al oficialismo venezolano mostrar las actas oficiales (a lo que aún no han respondido), nada parece impedir que el próximo 10 de enero de 2025 Maduro asuma un nuevo mandato de seis años.

De hecho, en estos días, hemos visto cómo el gobierno de Maduro ha descartado cualquier posibilidad de reconocer el triunfo de González. Y, no conforme con eso, ha llevado adelante una implacable y durísima represión contra manifestantes y figuras opositoras, que ya ha causado la muerte de una veintena de personas, la detención de más de mil (en las calles, pero también en sus domicilios) y la denuncia de al menos once desapariciones.

A lo anterior se suma la petición de diferentes figuras del chavismo, incluyendo al propio Maduro, de encarcelar a María Corina Machado y a Edmundo González, lo que llevó a la líder opositora a anunciar que “pasaba a la clandestinidad”.

No son pocos lo que hoy creen que fue una abierta muestra de ingenuidad creer que el chavismo aceptaría una derrota en las urnas. Después de todo, en el cuarto de siglo que lleva en el poder, nunca ha perdido una elección presidencial.

Entonces, ¿existe alguna manera de que Nicolás Maduro y el chavismo dejen el poder en forma voluntaria y pacífica? Las opciones son pocas. La presión internacional ha resultado insuficiente a lo largo de las décadas. Sobre todo, porque las sanciones han acabado golpeando mucho más a las personas que al Gobierno.

Uruguay, Argentina, Estados Unidos, Perú, Costa Rica y Ecuador –hasta el momento– ya han reconocido a González como el legítimo vencedor de las elecciones en Venezuela. Sin embargo, de manera muy temprana, países como Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua felicitaron a Maduro y reconocieron su triunfo, en un abierto espaldarazo al régimen chavista.

Además, los tiempos parecen jugar a favor de Maduro, tomando en cuenta que la Unión Europea continúa concentrando sus esfuerzos en apoyar a Ucrania frente a la invasión rusa. Mientras que Estados Unidos está en medio de un electrizante proceso electoral que culminará el próximo 5 de noviembre, cuando sabremos si Trump vuelve a la Casa Blanca o si Kamala Harris se transforma en la primera mujer en llegar a la presidencia.

¿Y qué hay de las Fuerzas Armadas venezolanas? Hace años que fueron depuradas por el propio Chávez, transformándolas (sobre todo los altos mandos) en leales al Gobierno chavista más que al Estado, gracias a millonarios sueldos y privilegios. Y eso, hasta ahora, descarta la posibilidad de un intento de golpe de Estado contra Maduro.

Por último, la idea de una invasión militar al estilo de lo que Estados Unidos hizo en Irak en 2003 es completamente irreal. Ninguna potencia está interesada en enviar tropas y eso generaría un unánime rechazo a nivel latinoamericano y global.

Entonces, ¿qué queda? Tal vez solo la opción de una negociación con el chavismo, en términos de ofrecerle todas las garantías que quiera para dejar el poder. Una inmunidad a todo evento, por ejemplo, tan polémica como ilegítima.

En ese contexto, si en algún momento Maduro (o algún sucesor) aceptara dejar el poder, “deschavizar” Venezuela tomará décadas, si es que eso realmente llega a ser posible. Esto, porque sus enclaves son numerosos y poderosos a nivel del aparato estatal.

Por desgracia, Venezuela representa hoy el mayor fracaso político, económico y social latinoamericano de este siglo, el que ha generado la destrucción sistemática de un país rico en recursos (sobre todo petróleo) y la salida de casi ocho millones de venezolanos de su país, con la amenaza de que entre tres y cuatro millones más abandonen el país en los próximos meses.

Sin embargo, también ha sido un fracaso de la gestión de Naciones Unidas, la OEA y los diferentes gobiernos de la región en estos 25 años de Gobierno chavista, en la medida que no han podido reencauzar a Venezuela hacia una senda democrática.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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