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El litio y el futuro de las relaciones Chile-China Opinión

El litio y el futuro de las relaciones Chile-China

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Edmundo Bustos Azócar
Por : Edmundo Bustos Azócar Doctor en Historia. Ex Agregado Cultural de Chile en China
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La capacidad de Chile para atraer y retener inversiones extranjeras depende, por una parte, de la confianza que es capaz de ofrecer y, por otra, de generar un entorno regulatorio justo y predecible.


En el intrincado tapiz de las relaciones internacionales, los lazos entre Chile y China se destacan como un ejemplo de colaboración estratégica que ha resistido el paso del tiempo y las fluctuaciones políticas. Desde que ambos países establecieron relaciones diplomáticas hace más de medio siglo, hemos sido testigos de un intercambio fructífero que ha abarcado diversos ámbitos, desde lo económico hasta lo cultural, convirtiendo a China en el primer socio comercial de nuestro país. En este contexto, los recientes acontecimientos en torno al litio –un recurso de importancia global y cuyo principal demandante, por muy lejos, es el país asiático– adquieren una relevancia particular.

Recientemente, Tianqi Lithium, a través de su filial en Chile, ha presentado un recurso de reclamación ante la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago contra una resolución de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Esta resolución, que rechazó la solicitud de Tianqi (empresa que posee el 23% de la propiedad de SQM) de convocar a una junta extraordinaria de accionistas de la minera no metálica, es vista por la empresa china como un grave precedente que compromete la transparencia y equidad en las operaciones corporativas en Chile. Tianqi argumenta que esta decisión deja a los inversionistas minoritarios en una situación de indefensión, debilitando la confianza en el marco regulatorio chileno.

Simultáneamente, la Cámara de Diputados ha aprobado un proyecto de acuerdo solicitando al Presidente de la República que deje nulo el acuerdo de asociación entre Codelco y SQM para la explotación de litio en el salar de Atacama. Este acuerdo, que establece una asociación público-privada para la explotación del litio hasta el año 2060, ha sido criticado por no haberse realizado a través de una licitación pública, lo cual se percibe como una falta de transparencia y equidad. Los detractores del acuerdo argumentan que se está hipotecando el futuro de este recurso estratégico sin asegurar los mayores beneficios para el país.

Desde una perspectiva histórica y cultural, es fundamental considerar cómo estos eventos afectan las relaciones a largo plazo entre Chile y China. Como Agregado Cultural de Chile en Beijing, tuve el privilegio de observar que las dinámicas culturales y económicas están entrelazadas profundamente, que se construyen en el tiempo, permitiendo crear un tejido robusto de cooperación y entendimiento mutuo. 

La capacidad de Chile para atraer y retener inversiones extranjeras depende, por una parte, de la confianza que es capaz de ofrecer y, por otra, de generar un entorno regulatorio justo y predecible. La reacción de Tianqi Lithium al presentar un recurso de reclamación pone de manifiesto la importancia de garantizar que todos los actores, tanto locales como extranjeros, sientan que sus derechos e intereses son respetados y protegidos. La confianza en nuestras instituciones es el pilar sobre el cual se construye cualquier relación duradera.

La historia nos enseña que las relaciones internacionales prosperan en un clima de confianza y respeto mutuo. A medida que navegamos por las complejidades de la globalización y la interdependencia económica, debemos asegurarnos de que nuestras acciones reflejen nuestros valores y principios. El litio, como recurso estratégico, tiene el potencial de transformar no solo nuestra economía, sino también nuestra posición en el escenario global. China, líder indiscutido en electromovilidad y producción de baterías de litio, representando el mercado más importante para el litio a nivel mundial, por cierto es un aliado clave para estos fines. 

Al abordar estos desafíos con sabiduría y visión, podemos fortalecer los lazos que nos unen con China, consolidando una relación que ha demostrado ser resiliente y beneficiosa para ambas naciones. En este proceso, la confianza en nuestras instituciones y el compromiso con la transparencia serán nuestros aliados más valiosos.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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