Un urbanismo off-grid o mixto, como ocurre ya en algunas casas de playa en el litoral central, es una posibilidad más certera, si se pretende atacar el fondo del asunto y no solo sus meras consecuencias.
Últimamente se ha viralizado el extracto de una entrevista a José Piñera, el creador del sistema de AFP en Chile, donde relata cómo está en contra de todo monopolio, ya sea público o privado, y que la privatización de las empresas estatales, como Chilectra, gracias a las administradoras de fondos de pensiones, estaría en manos de los trabajadores chilenos, evitando así que fueran a quedar en las arcas de capitales extranjeros. Sonaba muy alentador, por cierto. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Solo un ejemplo actual: Enel es un monopolio de una multinacional con sede en Italia.
Ante la catástrofe climática que ha originado el blackout masivo en diversos puntos del país, y que aún mantiene importantes partes de la población con más de 11 días sin electricidad, es válido recordar que el sistema de producción y distribución eléctrica está centralizado, una porción cuantiosa está concesionada y controlada por Enel; este último actor, evidentemente, ha demostrado la fragilidad del sistema.
El debate hoy está enfocado sobre cómo abordar esta situación y las soluciones van desde multas a las compañías, quitar concesiones eléctricas y soterrar el cableado eléctrico.
¿Duele una multa a Enel? Al parecer, no mucho. Según la prensa, la suma podría ascender a los 4 millones de dólares, pero para una multinacional de esta envergadura es una ínfima parte de sus ganancias.
Otro escenario que ha asomado ha sido puesto en la mesa por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric: quitarle la concesión a Enel. Algo difícil, ya que pueden apelar a instancias nacionales e internacionales, además de que son propietarios de derechos de agua y mineros, como nuestra legislación lo permite.
¿Cables bajo tierra y problema solucionado? Es una realidad hoy en algunos barrios del sector oriente de la capital, implica un costo más elevado y para países expuestos a desastres naturales, como el nuestro, tampoco es algo tan certero, lo que explicaría por qué Japón aún mantiene cables aéreos.
Nada de lo anterior parece una solución viable, sin embargo, hay opciones: fomentar y apoyar la generación eléctrica localizada, con pequeñas y múltiples producciones eficientes. Partiendo por paneles solares, por supuesto, pero también es posible con minicentrales hidroeléctricas o eólicas, eso complementado por fuentes posibles en nuestro territorio, como la energía mareomotriz y geotérmica, que tendrían un impacto bastante menor en el medio ambiente.
Un urbanismo off-grid o mixto, como ocurre ya en algunas casas de playa en el litoral central, es una posibilidad más certera, si se pretende atacar el fondo del asunto y no solo sus meras consecuencias.
Una política DIY donde los usuarios devolverían parte de sus excedentes a la red, una matriz eléctrica local, como ya es cada vez más frecuente en otros países, es, por supuesto, una mirada de futuro realista. De esta forma, la pregunta se invertiría, no es lo que la red hace por ti, sino lo que tú haces por la red.