Recientemente, se ha debatido acerca del rol de las energías renovables en la competitividad del sistema eléctrico y en los aumentos de la cuenta del consumidor que se esperan en los próximos meses.
De un análisis exhaustivo, podemos afirmar que las energías renovables han tenido un rol trascendental en precisamente lo contrario: limitar las alzas del precio de la electricidad. Este aumento, anunciado durante estos días, no se debe a una mayor participación de estas tecnologías en el sistema eléctrico nacional, sino que se debe principalmente al incremento temporal en el precio de los combustibles fósiles provocado por la guerra entre Ucrania y Rusia, un aumento en la inflación y en el precio del dólar, además de los intereses de la deuda asociados a los diversos mecanismos de estabilización tarifaria implementados desde el año 2019.
Todos nuestros análisis, desde hace casi una década, concluyen invariablemente que una mayor participación de energías renovables es un elemento central no solo para la lucha contra el cambio climático, sino que también para la eficiencia económica del sistema eléctrico. Adicionalmente, los principales estudios del sector eléctrico concluyen, transversalmente, que el desarrollo costo-eficiente de la matriz de generación eléctrica debe darse sobre la base de la participación mayoritaria de energías renovables y almacenamiento, junto con otras tecnologías de respaldo.
Si bien las energías renovables variables pueden elevar los denominados costos sistémicos (asociados, por ejemplo, a mantener la seguridad de suministro), lo relevante es que los costos totales resultan más bajos. A esto se suman otros impactos positivos de estas fuentes renovables, tales como beneficios medioambientales, independencia de los vaivenes geopolíticos y de mercados internacionales, y el desarrollo de una industria compleja en Chile.
A pesar de lo anterior, para maximizar los beneficios esperados en costos y finalmente en tarifas para los consumidores, se requiere contar con un sistema adaptado tanto en su regulación como en su operación para la gestión eficiente de las tecnologías renovables. En este sentido, es importante notar que en la actualidad nuestro sistema eléctrico cuenta con diversas brechas que dificultan una integración efectiva de las tecnologías renovables. Es crítico implementar, entre otros elementos, una serie de mejoras en los procesos de cómo abordar modificaciones regulatorias, desarrollo de nueva infraestructura de redes, actualización de la estructura del mercado eléctrico e integración de herramientas modernas de planificación y operación del sistema eléctrico.
Lamentablemente, a pesar de existir un amplio consenso respecto a estas necesidades, estos cambios están tomando tiempos mayores a los requeridos. Con lo anterior, se logrará contar con un sistema que habilite una transición energética hacia sistemas energéticos sustentables, confiables y costo-eficientes.