Publicidad
La no reforma a la salud Opinión AgenciaUno

La no reforma a la salud

Publicidad
Osvaldo Artaza
Por : Osvaldo Artaza Doctor y ex Ministro de Salud. Decano Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Las Américas
Ver Más

En sectores del oficialismo insistirán en el programa de Gobierno sobre un fondo universal de salud donde las isapres se conviertan en seguros complementarios y no estarán dispuestos a dar otro salvavidas a dicha industria. Dado ese escenario, es altamente probable que no pase nada.


En octubre se avecina la fecha concordada entre Ejecutivo y Parlamento para un nuevo proyecto de ley de reforma a la salud. Dicho compromiso, especialmente relacionado con eliminar las preexistencias, fue parte de la negociación para viabilizar la ley corta, de modo que se cumpliera con los fallos judiciales sin comprometer la sostenibilidad del sistema. Las expectativas y las presiones serán enormes.

El nudo del problema es que eliminar preexistencias obliga a solidarizar o mutualizar riesgos. Para lo anterior hay propuestas totalmente antagónicas. Por una parte, quienes defienden a las isapres querrán un fondo de compensación entre ellas, para así viabilizar a una industria que inexorablemente se iba hundiendo por un modelo de gestión y de atención ineficientes.

Por el otro lado, en sectores del oficialismo insistirán en el programa de Gobierno sobre un fondo universal de salud donde las isapres se conviertan en seguros complementarios y no estarán dispuestos a dar otro salvavidas a dicha industria. Dado ese escenario, es altamente probable que no pase nada y sigamos donde mismo. Para destrabar esta compleja situación, el posibilitar un fondo de compensación interisapres podría explorarse cobrando un alto precio en beneficio de la mayoría de la población o, derechamente, tirar el mantel y cambiar radicalmente las reglas del juego.

En lo primero, podría barajarse que las aseguradoras privadas incorporaran equipos de salud familiar moduladores de la demanda o que, derechamente, contribuyeran a financiar y a utilizar a la atención primaria municipal, de modo hacer más eficiente la prestación de servicios.

En la segunda, dado que en Chile la prestación es y será mixta y que el mayor conflicto se centra en el debate sobre si las cotizaciones en salud son parte o no de la seguridad social y si debe o no prevalecer la libertad de elegir dónde colocarlas, quizás podríamos concordar, reforma tributaria mediante, poner fin a las cotizaciones, como en muchas partes del mundo desarrollado y que el sistema de salud se universalice y financie solo por impuestos generales, y que en paralelo se cuente con un mercado bien regulado de seguros privados voluntarios.

Ante el evento de que ni lo uno ni lo otro sea viable y del riesgo de una no reforma, no quedará otra que olvidarse de las isapres y ocuparse de mejorar el Fonasa, donde prontamente estará el 90% de los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias