Cuando nos encontramos ad-portas de nuevas elecciones en nuestro país, resultará interesante escuchar las propuestas que las nuevas autoridades hagan en materia de seguridad, especialmente cuando se trata de elegir autoridades que tendrán una fuerte representación territorial.
En un fin de semana se reportaron nueve homicidios en el país, en el transcurso de otra semana se registraron 20 asesinatos y solo durante una jornada se reportaron otros tres. Eso, son parte de los titulares que a diario nos toca leer.
No es nuevo que la delincuencia esté desatada en nuestro país y que el perfil de delitos haya cambiado diametralmente en relación con los clásicos delitos de mayor connotación social que solíamos medir y, seguimos haciendo. Hoy la preocupación está puesta en delitos de homicidios asociados a secuestros, secuestros extorsivos, “quitadas” de drogas, el tráfico y la trata de personas, por mencionar algunos.
Sabemos que los antiguos estudios de homicidios asociaban este tipo de ilícitos a hechos cometidos en contextos de consumo abusivo de alcohol y drogas y, muy frecuentemente, entre personas conocidas. Ello cambió. Los homicidios hoy involucran hoy personas desconocidas, muchas veces impulsadas por “quitadas” de territorios entre bandas rivales, y donde la presencia de extranjeros se ha hecho cada vez más habitual.
En esa misma línea, era común escuchar de los altos niveles de violencia intrafamiliar que muchas veces terminaban con hechos de sangre en zonas, donde las personas debían pasar encerradas largos periodos por temas climatológicas como las zonas extremas del país. Si bien puede que ello siga siendo así, también hoy es frecuente escuchar de la comisión de homicidios en esas y otras zonas, pero en el marco de banda organizadas, extranjeras, y donde hay mercados de drogas involucrados.
Cuando nos encontramos ad-portas de nuevas elecciones en nuestro país, resultará interesante escuchar las propuestas que las nuevas autoridades hagan en materia de seguridad, especialmente cuando se trata de elegir autoridades que tendrán una fuerte representación territorial como son los y las alcaldes y los y las gobernadoras. ¿Qué han propuesto hasta hoy dichas autoridades en cada región? Es una de las preguntas a esclarecer en el caso de aquellas que vayan por una reelección.
Y si bien ni alcaldes ni gobernadores tienen el poder operativo sobre las policías, sí pueden ejercer una serie de acciones e impulsar cambios en materias como el diseño de espacios seguros, la erradicación de basurales, el fomento de la coordinación vecinal, por mencionar algunos. Especialmente relevante resulta el caso de los gobiernos regionales, donde hay un monto importante de recursos que se han visto aun más abultados post entrada en rigor de la ley del royalty. Cabe preguntarse por ejemplo qué fondos se han podido y podrán especializar en el financiamiento de iniciativas de seguridad más allá del tradicional 8%.
Los hechos podrían no sumar y seguir en la medida que las cosas se hagan diferentes, especialmente desde nuestros territorios, así que atención ciudadanos con nuestras próximas autoridades. Se trata de elegir bien y de elegir seguro.