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Las campañas  más allá del voto Opinión

Las campañas más allá del voto

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Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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Una campaña bien organizada puede motivar a los votantes más fieles del partido a salir a votar y a participar activamente, ya sea como voluntarios o como agentes de movilización en sus comunidades


La campaña electoral es el momento en que las ideas, propuestas y liderazgos se exponen ante la ciudadanía con la intención de captar su apoyo. Imaginemos un escenario en el que los candidatos a alcaldes no pudieran hacer campaña. No habría afiches en las calles, ni debates públicos, ni presencia en medios de comunicación, ni mensajes en redes sociales. En ese contexto, es probable que los resultados electorales sean claramente  alterados. Sin campañas, la mayoría de los electores tendría que votar basándose únicamente en su conocimiento previo de los candidatos, lo que beneficiaría desproporcionadamente a quienes ya son figuras conocidas, ya sea por su historial político, su actividad pública o su notoriedad mediática.

En términos prácticos, esto podría significar que los incumbentes (aquellos que ya ocupan el cargo) tendrían una ventaja considerable. La falta de campaña limitaría la capacidad de los candidatos menos conocidos para presentarse y dar a conocer sus propuestas, dejando en gran desventaja a aquellos que buscan desafiar el statu quo.

Las campañas de los candidatos a alcaldes debieran ser  mucho más que simples vehículos para pedir el voto. Son herramientas esenciales para la democracia local, que permiten la presentación de ideas, la educación del electorado, la movilización de bases políticas y la construcción de identidad tanto para candidatos como para partidos. Sin campañas, el proceso democrático se empobrecería, favoreciendo a quienes ya tienen un nombre conocido y reduciendo la diversidad de opciones para los votantes.

Las campañas, entonces, deben ser vistas como momentos de diálogo y renovación, donde los candidatos no solo buscan ser elegidos, sino también establecer una conexión con la ciudadanía, entender sus necesidades y presentar soluciones concretas. Son, en definitiva, espacios de construcción democrática, donde se debate, se sueña y se proyecta el futuro de las comunidades.

Su objetivo más profundo es construir una narrativa alrededor del candidato y sus propuestas, modelar las percepciones del electorado y, en muchos casos, establecer o cambiar las prioridades de la agenda pública. Las campañas son herramientas poderosas que ayudan a los votantes a identificar qué temas son más relevantes para ellos y qué candidatos representan mejor sus intereses y valores.

Las campañas también sirven para segmentar y captar votos específicos de ciertos nichos o grupos de interés. En elecciones municipales, donde los candidatos deben conectar con comunidades locales con preocupaciones muy particulares, las campañas permiten adaptar el mensaje a los distintos segmentos del electorado.

Las teorías de la Comunicación de masas dicen que los mensajes -más  que modificar la opinión de los receptores- operan reforzando las convicciones previas, sobre todo en la comunicación política; esto hace que el target debe ser claramente definido para no desperdiciar esfuerzos. Por otro lado, hay segmentos de la población que son menos influenciables. Los votantes con afiliaciones partidarias fuertes o con posiciones ideológicas claras tienden a tener su decisión de voto tomada antes del inicio de la campaña, por lo que es menos probable que cambien de opinión, aunque sí pueden movilizarse o desmovilizarse en función de la campaña.

Si bien la finalidad última de las campañas es asegurar votos, su función trasciende este objetivo inmediato. Las campañas son también momentos de pedagogía política. A través de ellas, los candidatos no solo presentan sus propuestas, sino que también educan al electorado sobre ciertos temas, visibilizan problemáticas y pueden llegar a crear consensos sobre cuestiones urgentes para la comunidad.

Claramente, las campañas sirven para activar la base política de un partido. En el terreno municipal esto es crucial, ya que una elección puede decidirse por un margen muy estrecho. Una campaña bien organizada puede motivar a los votantes más fieles del partido a salir a votar y a participar activamente, ya sea como voluntarios o como agentes de movilización en sus comunidades

Las campañas también juegan un papel en la construcción de la identidad de los partidos y de los candidatos. No es solo una cuestión de propuestas o de ideología, sino de crear una narrativa en torno al candidato que lo conecte emocionalmente con los votantes. En un contexto de creciente desconfianza hacia las instituciones y los actores políticos, esta conexión emocional puede ser crucial para ganar una elección.

Además, las campañas pueden fomentar la participación cívica y la conciencia política. En sociedades donde la apatía electoral es alta, una campaña bien dirigida puede revitalizar el interés por la política local y aumentar la participación electoral. Esto es especialmente importante en un nivel tan cercano como el municipal, donde las decisiones tomadas por los alcaldes tienen un impacto directo y tangible en la vida diaria de las comunidades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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