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Fortaleciendo la vida común: la importancia vital de las Bibliotecas públicas en Chile Opinión

Fortaleciendo la vida común: la importancia vital de las Bibliotecas públicas en Chile

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Nélida Pozo Kudo
Por : Nélida Pozo Kudo Directora Servicio Nacional del Patrimonio
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Las bibliotecas son espacios de libertad y neutralidad informativa. En un entorno libre de presiones políticas o comerciales, se respeta el anonimato y la libertad de pensamiento, lo que fomenta un ambiente de respeto y apertura para todos los usuarios.


En el marco de la reciente convocatoria del Programa de Mejoramiento Integral de Bibliotecas Públicas (PMI), el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ha asignado un aumento del 77% en los recursos destinados a este sector, alcanzando un total de $1.242.417.000 para 59 proyectos en 49 comunas del país. Este significativo incremento no solo refleja el compromiso del gobierno con la cultura y la educación, sino que también subraya el papel crucial que desempeñan las bibliotecas públicas en nuestra sociedad.

Estos fondos están destinados a una amplia gama de mejoras, desde la infraestructura y el mobiliario hasta la adquisición de nuevos equipos, colecciones y recursos educativos. Entre los proyectos más destacados se encuentran el de la Biblioteca Pública Municipal de Pozo Almonte, en la región de Tarapacá, que recibirá cerca de 38 millones de pesos para renovar sus instalaciones y recursos tecnológicos. En la región de Coquimbo, la Biblioteca Pública Municipal de Monte Patria ha asegurado cerca de 250 millones de pesos para un plan de conservación técnica del inmueble, mejorando la habitabilidad y seguridad del espacio. Asimismo, en la región de La Araucanía, la Biblioteca Pública Municipal Armando Benavente Morales de Loncoche utilizará los fondos para habilitar nuevos espacios destinados a personas mayores y jóvenes, además de reactivar su Sala de Biblioredes. Por último, la Biblioteca Pública Municipal de las Guaitecas invertirá en equipos y mobiliario para fortalecer sus actividades de extensión y fomento lector, un aporte clave para la comunidad local.

Estos resultados inevitablemente nos llevan a recordar aquellas preguntas que nos hiciéramos en tiempos de incertidumbre durante la pasada pandemia a propósito del cierre obligado de los distintos espacios culturales y patrimoniales. Como también la necesaria reflexión sobre el rol de las bibliotecas en la era digital – lo que ha devenido hace ya varios años en nuevas prácticas y hábitos lectores – modificando las formas de participación y acceso al libro y a la lectura, no exenta de brechas y desigualdades. Hoy desafíos que estamos atendiendo con políticas y programas de fortalecimiento y accesibilidad a las plataformas que sostienen los nuevos circuitos culturales dirigidos a públicos y comunidades digitales, con circulación de nuevos contenidos y mensajes disponibles en la red global virtual.

Pero también debemos recordar aquellas preguntas surgidas en este contexto que puso en tensión la discusión sobre la relevancia de las instituciones culturales y patrimoniales y su relación con los públicos y comunidades. La aparición del libro digital, el computador, la tablet o el teléfono cuestionaba el lugar de la biblioteca pública en la vida de las personas. Esta visión de la cultura como un objeto de consumo, basada en la prestación de un servicio cultural o el acceso a ciertos bienes culturales, parecía ofrecer una respuesta clara. Sin embargo, desde la perspectiva de la democracia cultural, y entendiendo la biblioteca pública como un espacio para el ejercicio de los derechos culturales, su rol ha adquirido una importancia fundamental en la participación activa, la creación colectiva de las comunidades y la construcción de sentidos compartidos.

Es importante destacar que en nuestro país, las bibliotecas públicas, junto con otros servicios bibliotecarios, cubren el 97% del territorio. A lo largo de nuestro recorrido por cada una de las regiones, hemos sido testigos de cómo estos espacios están revitalizando la escena cultural en ciudades y localidades, protagonizando un renacer que adopta nuevos formatos y enfrenta nuevos desafíos relacionados con las formas de convivencia cotidiana. En este contexto, la vida común adquiere una relevancia especial, ampliando la tradicional función de circulación, préstamo y acceso a libros y lecturas. Estas bibliotecas públicas desempeñan un papel esencial en el fortalecimiento de la vida común, la memoria compartida y el arraigo al territorio. Por ello, seguimos destinando recursos para fortalecer las bibliotecas existentes, y además, estamos invirtiendo decididamente en la creación de nuevas bibliotecas regionales en todo el país.

Como Directora del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (SERPAT), tengo el privilegio de ver en terreno, a lo largo del país, la importancia de las bibliotecas y su impacto en la vida de niños, niñas, jóvenes y personas mayores. He sido testigo de cómo estos espacios abren puertas al conocimiento y conectan a las comunidades con el mundo global. En un entorno donde la digitalización y las nuevas tecnologías avanzan rápidamente, es fundamental que todos, especialmente las nuevas generaciones, tengan acceso a herramientas que les permitan desarrollarse en este nuevo contexto global. Las bibliotecas públicas, con su capacidad de unir a las personas y facilitar el acceso al conocimiento, son esenciales para enfrentar los desafíos de un mundo cada vez más digitalizado y son clave para fortalecer la vida cultural de los territorios.

Las bibliotecas públicas son más que simples espacios para la lectura; son pilares fundamentales que facilitan el acceso libre y gratuito a la información, combatiendo la falta de conocimiento y la desinformación. Al garantizar que cualquier persona, sin importar su origen o condición económica, pueda acceder a conocimientos veraces y pertinentes, las bibliotecas promueven una sociedad más informada y crítica.

Además, estos espacios fomentan la adquisición, creación e intercambio de conocimiento. Al proporcionar recursos variados y orientación profesional, las bibliotecas estimulan el pensamiento, la creatividad y el aprendizaje continuo. En un mundo en constante cambio, donde la actualización constante es indispensable, las bibliotecas se convierten en aliadas esenciales para el desarrollo personal y profesional.

Por otra parte también juegan un papel vital en la promoción de la igualdad social y de oportunidades. Al romper barreras económicas y sociales, aseguran que todos los ciudadanos tengan acceso equitativo a recursos educativos y culturales. Este nivel de inclusión es fundamental para construir una sociedad más justa y cohesionada.

Las bibliotecas son espacios de libertad y neutralidad informativa. En un entorno libre de presiones políticas o comerciales, se respeta el anonimato y la libertad de pensamiento, lo que fomenta un ambiente de respeto y apertura para todos los usuarios. Su impacto se extiende además al entretenimiento cultural y la creación de comunidades. Son lugares donde se generan encuentros, se comparten ideas y se construyen vínculos duraderos. En otras palabras, son espacios fundamentales para el entorno socio cultural y la vida en comunidad.

En definitiva, el aumento de recursos del PMI es una oportunidad invaluable para fortalecer nuestras bibliotecas públicas, instituciones que son esenciales para el desarrollo cultural, educativo y social de Chile. Invito a todos los y los actores de la sociedad a valorar y apoyar este esfuerzo, reconociendo el papel fundamental que las bibliotecas desempeñan en la construcción de un país más informado, equitativo y unido.

Agradecemos el compromiso del Ministerio y del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural en esta labor, y reafirmamos nuestro compromiso con la mejora continua de nuestras bibliotecas públicas, alma de las comunidades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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