En el centro del debate de la renovación del socialismo debe estar necesariamente el diseño de un Estado social, que sea capaz de generar políticas públicas para acortar y reducir progresivamente las desigualdades, en una mirada de largo plazo.
Se ha venido escribiendo sobre la Segunda Renovación del Socialismo a partir de la propuesta que formuló en el mes de agosto el exsenador Carlos Ominami, que planteó como desafío una segunda fase de esta corriente política, aportando a este debate de opiniones académicos y dirigentes como Mauro Basaure, Víctor Díaz, David Rojas y Javiera Rojas, quien aporta una importante mirada de igualdad de género, entre otros.
Desde mi mirada, la primera cuestión que habría que fijar como punto de partida es que el tema de la renovación del Socialismo tiene su domicilio en la adscripción al sistema democrático, como una cuestión esencial, para tomar distancia de aquellos “socialismos caudillistas” no democráticos que también campean en Latinoamérica, como son los regímenes de Venezuela y Nicaragua, que adscriben a prácticas de regímenes dictatoriales, y en que los hechos recientes demuestran que no pude existir cercanía cultural y política con aquellos, por los estándares de violaciones a los DDHH, que han mostrado trágicamente en los últimos años y en la hora actual. De manera tal que hablar de la renovación del socialismo en Chile necesariamente fija una frontera adscribiendo esta corriente política al sistema democrático y de DDHH de manera indisoluble.
Una segunda aproximación creo que pasa necesariamente por debatir y dar contenido a un proyecto país de mirada amplia, con la vista puesta en los grandes problemas que enfrentamos a nivel local y global en el Siglo XXI y en esta segunda aproximación la agenda de contenidos es extensa, profunda y muy desafiante. En ese debate pienso que no pueden estar ajenos temas de fondo, como son Democracia y socialismo, Estado social o de bienestar, y políticas públicas en materias de salud, educación y cultura, seguridad social, vivienda, trabajo y capital, medioambiente y DD HH, igualdad social, política, económica y de género, justicia tributaria, todos temas de fondo.
Como señala en una reciente publicación el economista Thomas Piketty, analizando la desigualdad a nivel global, describe que una nueva mirada del socialismo renovado debiera denominarse “socialismo participativo, democrático y ecológico” o con otros términos análogos. Siguiendo a Piketty, el gran tema de la humanidad ahora es el de la desigualdad, por lo cual las sociedades debieran marchar a minorar la desigualdad en la participación de la renta y de la riqueza, achicando las brechas los más posible, con la finalidad de que grandes números de personas puedan participar de estos bienes en la sociedad, lo que solo puede proveer un Estado Social o de bienestar.
Siendo eso así, en el centro del debate de la renovación del socialismo debe estar necesariamente el diseño de un Estado social, que sea capaz de generar políticas públicas para acortar y reducir progresivamente las desigualdades, en una mirada de largo plazo. Entonces, el gran desafío sigue siendo la desigualdad y el inminente daño a la naturaleza, que pone en peligro a la especie humana.
Además, en este debate de contenidos, que ojalá prospere y bienvenido sea, no puede estar ajena la mirada de sociólogos, historiadores, abogados, politólogos, ecologistas, técnicos, dirigentes sociales y sindicales, estudiantes, organizaciones intermedias, de manera tal que sea un debate de contenidos solo de elites e iluminados.