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IA: sentimientos y cambios de una tecnología que llegó para quedarse Opinión

IA: sentimientos y cambios de una tecnología que llegó para quedarse

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Igal Weitzman
Por : Igal Weitzman CEO WISE Innovation Studios
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No cabe duda que las aplicaciones de la IA están remodelando cómo operan las empresas y cómo viven la tecnología las personas.


Hacia fines de 2022 se liberó ChatGPT (chat.openai.com), una herramienta experimental basada en IA con la que se puede tener una “conversación”. Por ejemplo, al escribir: Hola, ¿qué opinas de la frase “a mal día buena cara”? Sorprendentemente, generará una respuesta mediante un texto original (no un extracto de alguna otra fuente).

Hace 10 años esto era impensado, pero hoy la Inteligencia Artificial lo hace posible, alzándose como la tecnología con mayor impacto y desafíos para la humanidad actual y que abarca desde sofisticados procesos de investigación en el análisis de datos hasta cambios importantes en nuestra vida cotidiana. Las posibilidades son infinitas, impactando en la optimización de cadenas de suministro y la personalización de la experiencia del cliente hasta la predicción de tendencias o facilitar tareas del día a día. 

No cabe duda que las aplicaciones de la IA están remodelando cómo operan las empresas y cómo viven la tecnología las personas. Y ni hablar de la cantidad de información disponible en redes sociales acerca de cómo sacar mayor provecho a los “prompt” (indicaciones al sistema de IA) en actividades que van desde definir un concepto hasta crear verdaderos asistentes personales basados en IA.

¿Pero qué tanto saben las personas acerca de la IA? ¿Qué expectativas tienen sobre el futuro de esta tecnología? En su informe “Monitor de Inteligencia Artificial 2024”, a través del cual la empresa de estudios de mercado Ipsos entrevistó a más de 23 mil personas en 32 países, incluido Chile, los resultados fueron reveladores: la IA genera nerviosismo en la mitad de los chilenos (51%) y a un 46% le emociona. 

Además, una de cada dos personas en el país (51%) señala que los productos y servicios que utilizan Inteligencia Artificial han cambiado profundamente su vida diaria en los últimos 3 a 5 años, misma proporción que el promedio global (50%). Por otro lado, al preguntarse si creen que la IA cambiará profundamente sus vidas en este mismo período de tiempo, el porcentaje en Chile asciende al 69%, tres puntos por sobre el promedio global.

Tales números nos hablan de que la IA se ha ido instalando con fuerza en distintos ámbitos de la vida, incluido el markekting donde ya no existen límites para poner en marcha la creatividad, y donde el mundo físico y digital están conviviendo casi sin fronteras. Camiones mineros chilenos en las calles de París, cóndores volando sobre el Estadio Nacional y latas gigantes de bebida recorriendo las calles, son sólo algunos ejemplos de las bondades que ofrece el mundo virtual para conectar de una nueva manera con las personas.

Y es que estamos frente a un inédito escenario gracias a la IA y sus distintas variantes, que nos permite a cada uno de nosotros estar virtualmente en el lugar que deseamos, disfrutando de un evento de música, un destino turístico o un encuentro deportivo mediante contenidos únicos y originales en tiempo real. Asimismo,  vemos el inminente avance de los avatars o agents nutridos con inteligencia articifial. Un caso icónico, y en el cual hemos sido pioneros, son los asistentes IA para el mundo financiero, que vienen a reforzar la educación en estos campos en los cuales Chile está muy rezagado. Aprender a ahorrar y pagar las deudas es sólo una muestra de cómo estas creaciones pueden apoyar e incidir en distintas industrias como la seguridad, el retail, la minería y la medicina. 

Definitivamente, estamos ante una realidad que llegó para quedarse. Según estudios de PwC, se estima que para 2030 la IA podría contribuir con más de US$15,7 billones (millón de millón) a la economía global. Por eso, el llamado hoy es a adaptarnos y sacar provecho de estas nuevas herramientas que nos abren un mundo de infinitas posibilidades. Para ello, un punto clave es educar y concientizar a fin de lograr que la tecnología juegue a nuestro favor, impulsando así el desarrollo humano. No hay tiempo que perder.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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