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Los acuarios del Centro Antártico Internacional: ventanas al futuro Opinión Ignacio Garrido

Los acuarios del Centro Antártico Internacional: ventanas al futuro

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Alejandro Font Mascareño
Por : Alejandro Font Mascareño Jefe Sección Plataforma Científicas en Instituto Antartico Chileno.
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Esto permitirá que las nuevas generaciones se formen en un entorno donde la ciencia, la conservación y la educación sean accesibles y tangibles, promoviendo una sociedad más consciente, empoderada y conectada con el futuro del planeta.


El Centro Antártico Internacional (CAI) se perfila como un hito en la investigación y educación sobre la región antártica para Chile y para el mundo.

El CAI tiene como misión promover la comprensión y protección del continente blanco a través de experiencias inmersivas, laboratorios de investigación y programas educativos para todos los públicos. Ubicado en Punta Arenas, el CAI podría convertirse en un referente global en el estudio de las regiones polares.

A nivel mundial, solo un reducido número de acuarios han logrado desarrollar exhibiciones dedicadas a los ecosistemas polares y abordar la complejidad de recrear las condiciones extremas de estas regiones. Ejemplos notables incluyen Océanopolis en Brest, Sealife Park en Tokio, L’Oceanogràfic de Valencia y el Sea Life London Aquarium, donde los visitantes pueden experimentar de manera inmersiva la fragilidad y vulnerabilidad de los océanos polares.

Al igual que el CAI, estos acuarios no se limitan a la exhibición de vida marina, sino que también tienen como objetivo fundamental crear conciencia sobre el impacto del cambio climático en los ecosistemas polares y cómo estos cambios afectan al equilibrio global.

En este contexto, el Instituto Antártico Chileno (INACH) está liderando un proyecto innovador para el desarrollo de acuarios antárticos y subantárticos, que no solo busca conectar a la sociedad con los ecosistemas marinos de una manera accesible e inmersiva a través de exhibiciones temáticas, sino que también estará vinculado a una infraestructura de investigación destinada a facilitar estudios para la conservación de la biodiversidad marina.

El equipo de trabajo de INACH lleva trabajando más de 6 años en el proyecto y está compuesto por profesionales que incluyen un biólogo marino, un ingeniero acuicultor y un ingeniero en biotecnología.

La exhibición permitirá sensibilizar al público sobre la importancia de estos ecosistemas, vitales en la regulación del clima global y la salud de los océanos. Al integrar especies antárticas y subantárticas, los visitantes podrán comprender mejor las diferencias y similitudes entre estos entornos, y así apreciar la fragilidad de su equilibrio ecológico.

Entre las casi 100 especies que se incluirán en estos acuarios se encuentran algunas icónicas de los ecosistemas antárticos, como el kril (Euphausia superba), el pez de hielo (Chaenocephalus aceratus), el lirio de mar o crinoideo (Promachocrinus kerguelensis) y la centolla (Lithodes santolla) de la región subantártica.

Estas especies no solo serán exhibidas para fines educativos, sino que su mantenimiento en acuarios con condiciones controladas permitirá llevar a cabo investigaciones sobre su biología, genética y comportamiento, especialmente en relación con los efectos del cambio climático.

Uno de los principales desafíos del proyecto ha sido trabajar con especies que nunca antes habían sido mantenidas en cautiverio. En algunos casos, la información sobre su biología, comportamiento y hábitos alimenticios aún no ha sido descrita en la literatura internacional, lo que presenta un reto único para el equipo humano detrás de este proyecto.

Además, recrear las condiciones ambientales extremas del océano Austral en un entorno controlado es una complejidad que muy pocas instituciones en el mundo han logrado desarrollar exitosamente.

Para abordar este reto, se han implementado innovaciones tecnológicas como sistemas de monitoreo y control en tiempo real y técnicas avanzadas de cultivo, lo que incluye un biofiltro con comunidades microbianas antárticas cuya maduración tomó más de tres años.

Estos avances no solo facilitarán la investigación, sino que también permitirán a los visitantes interactuar de manera activa con el conocimiento científico, transformando el aprendizaje en una experiencia participativa.

A través de talleres, visitas guiadas y programas educativos, el CAI busca democratizar el conocimiento, acercando la ciencia a la sociedad en su conjunto y permitiendo que las y los estudiantes y el público general se apasionen por la naturaleza y la conservación de los ecosistemas polares.

Esta visión integral del CAI apunta a transformar el paradigma con el que tradicionalmente se ha desarrollado la sociedad magallánica. Al estar lejos de los centros urbanos tradicionales, este espacio ofrece a la comunidad local y a los visitantes la oportunidad de vivir en una sociedad impregnada de saberes científicos.

Esto permitirá que las nuevas generaciones se formen en un entorno donde la ciencia, la conservación y la educación sean accesibles y tangibles, promoviendo una sociedad más consciente, empoderada y conectada con el futuro del planeta.

Este proyecto cuenta con el financiamiento del INACH y el apoyo del Gobierno Regional de Magallanes, además de la colaboración de diversas instituciones científicas nacionales e internacionales, como el Instituto Milenio BASE, el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes IDEAL, la División Antártica Australiana (AAD), el Programa Polar Coreano (KOPRI) y la Universidad de Magallanes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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