La oportunidad para el sistema público es que se le abre un mercado mayor, que presionará políticamente por mayores recursos del Estado, y será agenda prioritaria por sobre otros temas.
La industria de la salud en Chile enfrenta una crisis generalizada, con largas filas de espera, clínicas privadas en insolvencia financiera, abuso de licencias médicas y un mercado secundario ilegal de ventas de estas. A ello se suma un subsistema público que históricamente se ha quedado en la época de la Revolución Industrial, gestionado por gerentes de operaciones que, en este caso, son médicos enviados al sacrificio, lejos de sus virtudes intelectuales, con falta de personal e infraestructura de salud, con condiciones de trabajo y de vida que generan costos por el lado del ausentismo laboral, con un sindicalización ramal de facto y nada inmunes a la utilización política.
El subsistema privad, en tanto, surgió con el pecado original de la ilegitimidad, al ser concebido en dictadura, con una alta judicialización del alza en tarifas y que traslada un aumento de costos adicional a quienes no hacen el reclamo -por indolencia o ser clientes cautivos con preexistencias-, pero que hasta ahora se justificó porque los usuarios pueden gastar su cotización de salud escapando de cosas como: “hoy no se atiende por huelga”, “tiene que venir muy temprano a pedir número”, “espere el avance de la lista de espera”, “mandaremos un carta para avisarle”, “el doctor solo viene algunos días en la mañana”. Sin embargo, la letra chica es que normalmente se debe tomar un plan que será más que el 7% obligatorio.
La pregunta que cabe formularse entonces es ¿por qué las personas están dispuestas a pagar más? Puede que sea la decepción del sistema público o por la libertad de elegir, lo que usted crea mejor.
La Ley Corta de Isapres nace entonces del choque entre un sistema de tarifas fallido, que generó casos de cobros en exceso, con la agenda del Gobierno, que busca un sistema único público, con un sistema privado marginal y solo para las elites que lo puedan pagar. Evidentemente, no es una solución óptima, pero es un sub-óptimo con el que habrá que convivir.
Lo que originó todos esto ya son datos históricos. La oportunidad para el sistema público es que se le abre un mercado mayor, que presionará políticamente por mayores recursos del Estado, y será agenda prioritaria por sobre otros temas -como la delincuencia-, pero la gran amenaza es que se saturado más de lo que ya está.
Así las cosas, el futuro del sistema privado con Isapres, clínicas, laboratorios y compañías de seguro asociadas debe asumir que la Ley Corta es la punta de un iceberg, aparte de la restricción de tarifas en que todos los planes deben ajustarse según la Tabla Única de Factores, sin discriminación entre afiliados y ajustados al menos al 7% de cotización.
Las amenazas principales son dos. Una, es que los cotizantes que tienen menor costo -por ser menos recurrentes de prestaciones- sientan que su plan es caro y emigren a FONASA y dos, justificar su idea de negocios. Como siempre, en las amenazas están las oportunidades y se funden en una sola idea: una nueva formulación del proyecto que parte en las Isapres y demanda nuevas cosas al resto de los actores privados.
Este trabajo de gestión se llama ingeniería de productos, concibiendo que un producto es un commodity más una propuesta de valor y, por definición, una atención de salud cualquiera es un commodity o producto estandarizado básico, en el cual el factor de decisión siempre es el precio, pues los profesionales de la salud no discriminan pacientes para tratarlos.
La oportunidad de reinventarse y salir del atolladero en que estaban es espectacular, ya que legitimará la salud privada eliminando el pecado de origen y descartando el sueño naif del monopolio estatal, ofreciendo un horizonte de operación alejado de la judicialización y construyendo una nueva propuesta de valor.
Una propuesta de valor es un conjunto de atributos que hacen sentido al cliente y que por ello valora el servicio prestado, no objetando el precio y más bien planteándose el desafío ¿lo puedo pagar? Eso implicará hacer una buena minería de datos que elimine infinitos planes de salud, sí, porque comprender el plan es un atributo poderoso para elegir.