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La importancia de los ritos para los seres humanos en distintas culturas Opinión

La importancia de los ritos para los seres humanos en distintas culturas

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Bernardo Muñoz Aguilar
Por : Bernardo Muñoz Aguilar Antropólogo Social Universidad de Tübingen, Alemania.
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Esta semana dieciochera o de las Fiestas Patrias despierta todo el sentimiento de ritos de chilenidad, que acompañan a los chilenos y chilenas de todas las clases sociales a lo largo de todo el territorio.


Desde que se produce el proceso de hominización el ser humano va y vuelve siempre sobre sus ritos. De aquí que se establece una periodización de estos en relación con actos de agradecimiento y de peticiones fundamentalmente. Esto se hace más evidente en los distintos periodos formativos que vivió la civilización. Para el caso del mundo andino es evidente que estos rituales se relacionan con la comunidad y con el territorio. En primer lugar, con la comunidad de origen y con las demás con que presenta relaciones de reciprocidad y antítesis fecundas.

Estas relaciones son necesarias y corresponden al mundo de lo sagrado, lo festivo, al ámbito productivo y al de las unidades familiares, aspectos que vienen a constituir un universo de rituales o “ritos de passagem” que se expresan también en relación con el territorio donde –desde tiempos prehispánicos– hay una fuerte presencia de este en las vidas de las comunidades y miembros de estas con el espacio geográfico, que en estricto rigor es mucho más que esto, ya que se establecen categorías de relacionamientos que dan como resultados, por ejemplo, las apachetas que señalan el punto en donde el andino deja su cansancio y pide fuerzas a la Pachamama.

Estos hechos y otros son altamente evidenciables en muchas otras relaciones del mundo andino. Si se revisan hechos de esta naturaleza a lo largo del mundo, en continentes como África o Europa, por ejemplo, se evidencia un sinnúmero de actividades y hechos de esta naturaleza, los que también determinan en gran medida el accionar de sus habitantes.

Tuve la oportunidad, en el año 2019, de asistir en la Baviera profunda, cerca de Archau, a una serie de rituales entre seres humanos que constituían una comunidad de sanación y la naturaleza en donde esta profunda relación que se establecía solo producía bienestar a todos los involucrados. Bendiciones para la Pachamama y para todos los participantes de esas meditaciones y retiro en un espacio natural privilegiado.

En el Brasil actual, por su herencia afroamericana de religiones, observamos las profundas muestras de agradecimiento hacia sus deidades, especialmente hacia la orisha femenina más importante de toda la religión, venerada y nombrada de diferente manera en cada sitio: Yemanyá, Iemanja, Donha Janaína, Lemanjá, también encarna la figura de la virgen de los navegantes, la protectora del hogar, la diosa de la fertilidad o la madre de los pescadores.

Este año en Salvador de Bahía, Rio de Janeiro y en muchas partes de Brasil y América Latina, las demostraciones de adoración por parte de sus “promeseros”, llenaron de niños, mujeres y hombres que, ataviados con bellas ropas blancas y celestes, dejaron en las playas sus ofrendas para esta deidad, produciéndose aquí un importante sincretismo religioso que une a deidades, comunidades y territorios.

En el mundo urbano actual también no son menores los ritos y actividades ligadas al ciclo de vida de niños, jóvenes, adultos y personas de edad, en forma solitaria o en comunidades asociadas a un mensaje y a un territorio, lo que implica el reconocer su pertenencia a un espacio social y territorial, lo que entrega un sentido de pertenencia y otorga respuestas al ciclo de vida, algo que busca hacer perdurar en el tiempo e incluso en espacios urbanos tradiciones de alta relevancia para las comunidades de todo tipo.

Y así podríamos traer in aeternum miles de actos y actividades que por su carácter repetitivo se constituyen en un rito en miles de culturas y territorios, de felicidad o de tristeza, de bienvenida o despedida y que caracterizan a quienes las practican.

En términos personales estos asoman a cada paso durante el día, en lo cotidiano y en las cuestiones fundamentales antes de tomar decisiones relevantes para el futuro; las oraciones y los agradecimientos forman parte del panteón de ceremonias desde el despertar hasta el próximo descanso. Es un rito inagotable del ciclo de vida personal.

Tengo un vecino y amigo, don Raúl García padre, de 84 años, con el cual damos largos paseos. Desde que salimos de casa él se persigna ante cada virgen que encuentra. Luego, cuando recorremos el cementerio de Isla de Maipo, se debe persignar unas 50 veces más delante de la tumba de sus conocidos que ya descansan en el camposanto, sin dejar de relatarme los aciertos, fracasos, amores y actividades productivas, profesionales o políticas de la persona que ya descansa en paz, hasta que llegamos a su mausoleo familiar, donde nos sentamos a descansar y hablar sobre los parientes que allí yacen y así cada cierto tiempo, lo cual se ha constituido en un rito de nuestra amistad.

Esta semana dieciochera o de las Fiestas Patrias despierta todo el sentimiento de ritos de chilenidad, que acompañan a los chilenos y chilenas de todas las clases sociales a lo largo de todo el territorio. Abundantes comidas y bebidas, bailes sin cesar, saludos a la bandera en muchos frontis institucionales y de nuestras casas saludan a la patria. Desde el Presidente de la República hasta el más humilde ciudadano, se visten de gala para conmemorar las bases fundamentales de la nación.

Es el rito nacional por excelencia, solo comparable a las importadas y comerciales celebraciones de Navidad. En este 18 XXL el dinero ha de alcanzar, o las deudas aumentar, del estómago enfermar, pero a la patria hay que saludar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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