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Opinión de niños y niñas sobre pobreza: una clave para mejorar su medición Opinión

Opinión de niños y niñas sobre pobreza: una clave para mejorar su medición

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Glayson dos Santos
Por : Glayson dos Santos Representante Adjunto de UNICEF
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La participación de niños, niñas y adolescentes, considerada en la Política Nacional de Niñez y Adolescencia, debería ser la regla en todos aquellos temas o ámbitos que los afecten, incluyendo la misma medición de pobreza infantil.


La medición de la pobreza es una herramienta muy relevante para los países, ya que permite hacer diagnósticos, generar políticas públicas y definir acciones para avanzar en su erradicación. En el caso de Chile, la pobreza se mide a través de los ingresos de los hogares; y de manera multidimensional, considerando cinco dimensiones que van más allá del poder adquisitivo de las familias: educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno, y redes y cohesión social.

A pesar de que esta segunda forma de medir la pobreza es más comprehensiva, en el caso de los niños, niñas y adolescentes aún no es suficiente para comprender el fenómeno a cabalidad, pues se concentra en las carencias en los hogares y no necesariamente en aquellas que ellos y ellas enfrentan, afectando su bienestar.

Niñas, niños y adolescentes, como sujetos de derecho, tienen necesidades y características propias que deben ser consideradas para comprender su bienestar.

Desde el enfoque de derechos humanos, es importante tener en cuenta e incorporar dimensiones que sean relevantes para este grupo de la población, las que pueden ser distintas a las de los adultos. Si bien es crucial considerar el contexto familiar y comunitario en el que se desarrollan, complementariamente hay que abordar sus necesidades de manera individual. Esta mirada permite incorporar la garantía de sus derechos en la evaluación de sus carencias monetarias y no monetarias.  

La mejor manera de saber qué dimensiones son importantes para niños, niñas y adolescentes es preguntándoles directamente sobre los temas que les importan y que constituyen su buen vivir. A partir de sus visiones se puede corroborar si las dimensiones consideradas en las mediciones de pobreza son importantes para ellos y ellas, e identificar otras nuevas que potencialmente puedan ser incluidas en una medición de pobreza infantil.

A pesar de que la gran mayoría de la investigación sobre pobreza infantil ha sido concebida y realizada por adultos, los escasos estudios que se han hecho con niños y niñas revelan que sus puntos de vista y experiencias de pobreza no siempre coinciden con las ideas de los adultos. Esta información confirma que la incorporación de la voz de la niñez es fundamental.

La Política Nacional de Niñez y Adolescencia 2024-2032, recientemente promulgada, recoge esta demanda e incorpora en su Plan de Acción la identificación de nuevas dimensiones, indicadores y umbrales para la medición de la pobreza multidimensional en niñez y adolescencia, que surgieron de los propios niños y niñas. Esta medición permitiría contar con un enfoque integral basado en derechos, que reconoce y actúa sobre las múltiples dimensiones de las privaciones que enfrenta este grupo de la población. En este proceso participativo, las voces de niños, niñas y adolescentes fueron escuchadas e incorporadas. 

El ejercicio de preguntar a niños, niñas y adolescentes enriquece la comprensión de la pobreza infantil, como lo muestra el reporte “La pobreza infantil en medio de la riqueza”, realizado por UNICEF Innocenti, que analiza la situación de la pobreza infantil en 43 países de ingresos medios y altos de la Unión Europea (UE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la cual Chile es parte.

El informe detalla las complejas dimensiones de la pobreza infantil, que se extienden más allá de la escasez financiera y aborda la privación en nutrición, calefacción y actividades sociales que pueden afectar profundamente los resultados educativos y la esperanza de vida de un niño.

Dentro de los elementos que fueron mencionados por los mismos niños y niñas, como constitutivos del buen vivir, en contraposición a vivir en pobreza, se mencionan algunos relacionados con la importancia de vivir en ambientes sin violencia, de tener familias que los cuiden y protejan, importancia de contar con áreas verdes, espacios libres de contaminación y entornos seguros, entre otros.

La participación de niños, niñas y adolescentes, considerada en la Política Nacional de Niñez y Adolescencia, debería ser la regla en todos aquellos temas o ámbitos que los afecten, incluyendo la misma medición de pobreza infantil.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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