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Una mala frase, en un mal escenario de seguridad Opinión AgenciaUno

Una mala frase, en un mal escenario de seguridad

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Pedro Araya
Por : Pedro Araya Senador PPD por la Región de Antofagasta.
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Más allá de lo avanzado que esté el trabajo de las instituciones en estos temas, lo cierto es que las encuestas siguen arrojando cifras alarmantes en relación con la percepción de seguridad en el país, y ello debe ser atendido.


Durante el fin de semana dieciochero, la ministra del Interior dio a conocer en un punto de prensa la totalidad de homicidios que se acumulaban entre los días lunes 16 y sábado 21 de septiembre, los que, si bien fueron considerados por la propia autoridad como “hechos dolorosos”, detrás de los cuales hay familias y personas, también añadió que ese total de 25 homicidios “era similar al de otras jornadas similares”.

Sin duda, pudo haber sido una mejor frase, pero lo relevante detrás de dicha declaración es la normalización que le estamos atribuyendo a la acumulación de homicidios semana tras semana en nuestro país. Si bien debe reconocerse también el hecho de que hoy contamos con cifras transparentes en este tipo de delitos, debemos atender qué está ocurriendo con estos hechos violentos y graves que aquejan a la población.

Identificar si se trata mayoritariamente de hechos que involucran a extranjeros ilegales o connacionales, si en su comisión es más frecuente el uso de armas de fuego o arma blanca, si se trata de quitadas de drogas o de pugnas entre bandas rivales, si dicha realidad es común en las distintas regiones de nuestro país, o si más bien hay particularidades de este delito según territorio y región, son algunas de las interrogantes que a estas alturas deben estar claras, no solo en el Ejecutivo, sino también al interior de las policías y del ente persecutor.

No es posible enfrentar e impulsar medidas eficaces para reducir este tipo de delitos con medidas preventivas o con llamados generales a la prudencia, lo que sí –por ejemplo– ocurre con las muertes asociadas a accidentes vehiculares, que en estos días también concentraron la atención del país, sino que deben iniciarse pesquisas e investigaciones orientadas por la inteligencia, que permitan desbaratar bandas e identificar y detener a los hechores que están detrás de estos asesinatos.

Más allá de lo avanzado que esté el trabajo de las instituciones en estos temas, lo cierto es que las encuestas siguen arrojando cifras alarmantes en relación con la percepción de seguridad en el país, y ello debe ser atendido.

La última encuesta realizada por la Universidad Diego Portales sobre Democracia y Seguridad (de agosto de 2024) no solo ubica a la delincuencia como el tema que más preocupa a la población, sino que también expone que dicho fenómeno se concentra en los estratos socioeconómicos más bajos; es decir, quienes cuentan con muchas menos herramientas para proveerse de seguridad mediante la instalación de mecanismos privados como alarmas, rejas, sensores, etc.

Asimismo, dicho estudio indica que la mayor sensación de inseguridad se da en la locomoción pública y transporte público en la noche; es decir, en los medios que las personas con menores recursos se ven obligadas a ocupar para transitar.

Urge atender el tema de seguridad, porque ya sabemos que a quienes más afecta es a quienes menos herramientas tienen para hacerle frente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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