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San Sebastián, el santo de los contratos truchos Opinión

San Sebastián, el santo de los contratos truchos

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Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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La arista Chadwick puede convertirse en la más peligrosa de las que hemos conocido desde que se inició el caso para Chile Vamos y, especialmente, para el piñerismo. Todo esto, a un mes de unas elecciones que la derecha apostaba a ganar por paliza, pudiendo afectar incluso a la carta más competitiva.


El aviso parece una paradoja del destino. Hace un par de años, y a página completa, la Universidad San Sebastián (USS) promocionaba al equipo de profesores de la Facultad de Derecho, encabezado por su decano, Andrés Chadwick, secundado por Angela Vivanco, Manuel Guerra, Marcela Cubillos, Rodrigo Álvarez, Felipe Harboe, Jorge Burgos, entre otros. Todos juntos posando en una foto que pasaría a constituir una especie de prueba irrefutable de todo lo que vendría después.

Luego se integrarían al team varios exministros y exsubsecretarios del Gobierno de Sebastián Piñera que habían quedado sin pega. Felipe Ward, Rodrigo Ubilla, Sebastián Sichel, Enrique Paris, Arturo Zúñiga, Juan José Ossa, María Teresa Valenzuela, entre otros. Claro, además de Diego Schalper, que tenía 22 horas académicas, pese a ser diputado a tiempo completo. 

Lo paradójico no es solamente la fotografía, sino el eslogan que acompañaba al aviso. “Comprometidos con una formación valórica, sólida e integral de los profesionales que servirán al Chile del mañana”.

Hoy ya no están en la foto Andrés Chadwick, expresidente de la junta directiva de la universidad, quien renunció la semana pasada y está a la espera de comparecer como imputado en el caso de su socio y amigo Luis Hermosilla–; tampoco Felipe Ward, imputado; ni Angela Vivanco, con un pie fuera de la Corte Suprema; ni Marcela Cubillos, que está en medio del huracán después de conocerse que ganaba 17 millones de pesos por media jornada (sí, 22 horas a la semana), pese a ser de público conocimiento es cosa de revisar la prensa y redes sociales de la época que, durante gran parte del período en que perteneció al plantel, estuvo en España con su marido Andrés Allamand o participando a tiempo completo en la Convención Constitucional.

La serie política sensación del año, que promete convertirse en la favorita de los chilenos, no deja de sorprendernos semana a semana. Si usted tiene contratado Netflix o Max, no siga perdiendo plata. La realidad es que este país supera al guion de ficción más creativo que alguien podría escribir. De hecho, no le vendría mal a Adam Price, el guionista y director de la exitosa serie Borgen, venirse a instalar una temporada en Chile. Seguro que estimularía su creatividad.

Lo cierto es que la trama iniciada con el audio de Hermosilla está convirtiéndose en un verdadero terremoto político que, semana a semana, suma una nueva arista, además de la caída de diversos líderes de la derecha, comprometiendo la confianza pública en distintas instituciones del país.

Primero, la bomba explotó en la PDI, haciendo caer a su director, luego vinieron las esquirlas en el mundo de los abogados y el lobby político, las empresas de factoring, exministros, exsubsecretarios, el entorno del piñerismo, hasta golpear con fuerza al Poder Judicial. La semana pasada le tocó al mundo universitario. 

Aunque la Universidad San Sebastián estaba en la mira desde hace semanas debido a que varios de sus profesores o exprofesores (Ward, Sichel, Chadwick, Guerra, Vivanco) han aparecido vinculados a los audios del exabogado top de la plaza, el caso Cubillos terminó por dinamitar los atributos más preciados de una universidad: su reputación y credibilidad.

Pero, además, dejó al descubierto algo que se intuía y comentaba. No es casual que 13 exministros o exsubsecretarios de Piñera tuvieran altos cargos en esta universidad y, tal como lo confesó Tere Marinovic, durante la Convención, la USS les ofreció contratos a los convencionales de derecha por sobre $2 millones para hacer campaña y les siguió pagando después del plebiscito sin realizar contraprestaciones académicas. Esta es una denuncia grave y una prueba contundente e indesmentible viniendo de Marinovic. Supongo que el rector Lavados saldrá a aclarar el tema, de la misma forma en que defendió el contrato millonario de Cubillos. 

Sin duda, el affaire de la Universidad San Sebastián ha dejado en evidencia que en Chile opera un grupo de elite que juega con armas muy poco éticas para conquistar el poder político y económico a costa de lo que sea. No es casual que, a partir del audio de Hermosilla, se haya conectado un número significativo de personajes de derecha, todos bajo el alero de una institución que pareciera, a estas alturas, ser una fachada para formar el pensamiento de ese sector, usando y abusando de fondo públicos y convirtiéndose en una caja pagadora para apoyar campañas lo demostró Marinovic y financiar a políticos de derecha una vez que salían del Gobierno.

Pero lo que más sorprende es el estilo audaz de “captación” de profesores claves en ámbitos en que necesitaban operar interrelacionados, con el objetivo de resolver conflictos e intereses entre distintos poderes del Estado, actores políticos y del ámbito de los negocios. En ese contexto se explica la vinculación al “proyecto educativo” de jueces, fiscales, todos los cuales después actuaban en casos de alta connotación pública, curiosamente, vinculados a Hermosilla. Tan gráfico es esto que el fiscal designado para investigar el caso Cubillos, Xavier Armendáriz, tuvo que inhabilitarse por haber sido decano… de la USS. 

Y como en esta serie apasionante cada episodio parece estar entrelazado, el caso Cubillos desató un conflicto entre la candidata por La Condes y su otrora partido. La UDI arremetió contra la exministra, lo que significó una fuerte respuesta de Marcela Cubillos, quien dejó entrever que fue la colectividad dirigida por Ramírez la que filtró la información con el objetivo de favorecer a Evelyn Matthei.

Chadwick, por su parte, intentó jugar de contragolpe, querellándose contra los diputados que presentaron la AC contra Vivanco y no contra Hermosilla, que supuestamente “lo usaba” en sus operaciones. Aunque el movimiento era una hábil estrategia comunicacional, solo tres días después se conoció que declarará como imputado en el caso Audios, lo que deja al exministro del Interior y a la UDI cuyos dirigentes pusieron las manos al fuego por él en una posición muy compleja.

La arista Chadwick puede convertirse en la más peligrosa de todas las que hemos conocido desde que se inició el caso para Chile Vamos y, especialmente, para el piñerismo. Todo esto a un mes de unas elecciones que la derecha apostaba a ganar por paliza, pudiendo afectar incluso a la carta más competitiva del sector para 2025, Evelyn Matthei. Sin duda, el próximo capítulo de la serie política de la década, promete.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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