Chile tiene ante sí el reto de construir una política patrimonial moderna, inclusiva y activa.
El patrimonio cultural y natural de Chile, tanto a nivel nacional como regional, enfrenta un proceso de deterioro que, a pesar de los esfuerzos visibles, no ha logrado revertirse de manera estructural. Esta realidad es especialmente alarmante en un país cuya riqueza cultural e histórica es vastamente diversa y fundamental para la construcción de una memoria colectiva común. Los esfuerzos que se han llevado a cabo por parte de diferentes actores, aunque meritorios, no han sido suficientes para detener la pérdida de valiosos elementos que constituyen nuestra herencia.
La institucionalidad pública encargada de la protección del patrimonio ha demostrado importantes limitaciones que repercuten en la eficacia de las políticas implementadas. La falta de coordinación entre organismos, el centralismo, la insuficiencia de recursos y la desconexión con las comunidades han contribuido a la gradual desaparición de monumentos históricos, paisajes naturales y otros elementos culturales que requieren protección activa.
Un claro ejemplo de los efectos de estas deficiencias es la destrucción progresiva del patrimonio salitrero en el norte del país, así como el deterioro del patrimonio ferroviario, ambos con un inmenso valor histórico, pero que han sido víctimas de la falta de políticas adecuadas que atiendan sus necesidades específicas.
El centralismo en la toma de decisiones tiende a ignorar o minimizar las realidades y desafíos particulares que enfrentan las regiones, relegando a las áreas rurales y menos urbanizadas a un segundo plano. En estas zonas, el patrimonio local queda expuesto a mayores vulnerabilidades, debido a la falta de recursos y a la atención insuficiente.
La desconcentración del poder de decisión en temas patrimoniales y el fortalecimiento de las capacidades locales son pasos imprescindibles para una protección más efectiva y justa de nuestra herencia cultural.
Dado que el patrimonio no es algo estático, se requiere de una articulación transversal y multisectorial que involucre al Estado, la sociedad civil, las organizaciones culturales, el mundo de la empresa privada y las comunidades locales. La protección del patrimonio debe ser vista como una tarea colectiva, donde todos los sectores tengan un rol claro y donde las políticas públicas no se limiten a declaraciones, sino que se reflejen en acciones que resguarden estos bienes en el tiempo.
El Primer Encuentro Nacional de Patrimonios, que tendrá lugar el 7 y el 8 de noviembre en la Universidad de O’Higgins, será un espacio clave para abordar estos desafíos desde una mirada integral. Organizado por la Comisión de Patrimonio de la Agrupación de Universidades Regionales (AUR), este encuentro reunirá a académicos(as), gestores(as) culturales, representantes de la sociedad civil y otros actores claves.
La relevancia de este encuentro no reside únicamente en lo que las universidades puedan aportar, sino también en la necesidad de construir puentes entre distintos sectores. La puesta en común de experiencias, conocimientos y estrategias es esencial para que la protección del patrimonio no dependa de esfuerzos fragmentados, sino que se convierta en una política sostenida y efectiva.
Entre los temas a tratar destacan la relación de las comunidades con su entorno natural, el papel de las universidades regionales, pero también la importancia de incorporar a las comunidades locales en la discusión y acción para la preservación de su propio patrimonio. Solo con una apropiación activa por parte de las comunidades es posible asegurar que el patrimonio no se vea como algo externo o impuesto, sino como parte integral de su identidad y su vida cotidiana.
Asimismo, se discutirá el rol de las emociones, los afectos y las historias personales en la construcción y protección del patrimonio. Los objetos y lugares patrimoniales no solo son valiosos por su antigüedad o singularidad arquitectónica; su verdadera importancia reside en las historias y memorias que evocan, en cómo conectan a las generaciones presentes con el pasado, y en cómo pueden servir de ancla para proyectar un futuro más consciente de su historia.
Chile tiene ante sí el reto de construir una política patrimonial moderna, inclusiva y activa. El Encuentro Nacional de Patrimonios será un espacio para repensar las estrategias y, sobre todo, para interactuar y llegar a modelos de acción pertinentes y eficaces. Solo con una mirada crítica y colectiva es posible revertir la crisis y evitar que lo que hoy es parte de la identidad cultural de nuestras comunidades se pierda para siempre.