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Los premios de literatura y las escritoras Opinión Hank Kang Crédito: EFE

Los premios de literatura y las escritoras

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Mónica Barrientos
Por : Mónica Barrientos Investigadora y académica Universidad Autónoma de Chile
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En última instancia, la cuestión no es si las mujeres pueden ganar el Nobel o Nacional de Literatura, sino cuándo llegaremos a un punto en el que su talento sea reconocido en igualdad de condiciones con el de los hombres.


El Premio Nobel de Literatura de este año trajo mucho ruido. La ganadora Hank Kang reúne tres elementos importantes y novedosos que han sido destacados en la prensa: mujer, joven y surcoreana. Esto se debe a que este galardón, desde que fue creado, también ha sido un espacio de disputa cultural. ¿Por qué, después de más de 120 años de historia del premio, las mujeres siguen siendo una minoría (solo 18) entre los galardonados? Frente a este dato, debemos hacernos otra pregunta, ¿cómo podemos explicar esta disparidad? 

En primer lugar, la literatura ha sido un campo dominado por los hombres durante siglos. A lo largo de la historia, muchas escritoras publicaron bajo seudónimos masculinos o lucharon por ser consideradas en un mundo que las relegaba a papeles secundarios, como fue el caso de George Sand o las hermanas Brontë; incluso, en la actualidad, J. K. Rowling, la famosa escritora de la saga de Harry Potter, reconoció el uso de las siglas para ocultar que era mujer.

Otro aspecto importante es que el sesgo de género ha sido una fuerza silenciosa pero poderosa en el sistema de premios literarios, que no solo restringió la entrada de las mujeres en la literatura, sino que también dictó las reglas del juego, definiendo qué tipo de literatura merecía reconocimiento y qué tipo de voces debían ser celebradas.

De hecho, muchas autoras han sido galardonadas por abordar temas “tradicionalmente femeninos”, como las relaciones personales o la vida doméstica, mientras que los hombres a menudo son elogiados por sus contribuciones a la “gran narrativa universal”.

Además, la política detrás de los premios literarios no puede ignorarse. Los miembros del Comité Nobel provienen de un entorno cultural que, históricamente, ha priorizado ciertas tradiciones literarias y estilos narrativos sobre otros. Esto, por supuesto, incluye una tendencia a valorar más las perspectivas masculinas. A pesar de los esfuerzos por diversificar el comité, este sesgo estructural sigue presente, lo que contribuye a la subrepresentación de las mujeres en los premios. 

El Premio Nobel de Literatura, al ser un espejo de nuestra cultura, debe también reflejar un compromiso genuino con la igualdad de género. En nuestro país, el modelo se replica. A lo largo de los años, las escritoras chilenas han jugado un papel fundamental en la construcción del panorama literario nacional, sin embargo, solo 10 han sido galardonadas desde la creación del Premio Nacional de Literatura en 1942, frente a más de 60 hombres.

Esta brecha pone de relieve no solo el sesgo de género en los comités de selección, sino también una tendencia a subvalorar otras voces, relegando su trabajo a una posición secundaria o “de nicho” dentro de una literatura. Aunque escritoras como Gabriela Mistral, Marta Brunet o Diamela Eltit han roto esta barrera, su reconocimiento no es suficiente para cubrir la deuda histórica que se tiene con las escritoras chilenas, como se refleja en los casos de María Luisa Bombal y Carmen Berenguer.

En última instancia, la cuestión no es si las mujeres pueden ganar el Nobel o Nacional de Literatura, sino cuándo llegaremos a un punto en el que su talento sea reconocido en igualdad de condiciones con el de los hombres. La literatura es un campo vasto y diverso, y las voces escriturales, sin importar su biología, deben reconocerse de manera más equitativa no solo como un acto de justicia, sino una forma de enriquecer el panorama literario mundial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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