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Un presupuesto insuficiente para una crisis hospitalaria insostenible Opinión

Un presupuesto insuficiente para una crisis hospitalaria insostenible

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Poniendo como prioridad de facto en el Presupuesto de la Nación el gasto en educación superior, relegando a un segundo plano la partida de salud, el Gobierno en la práctica sentencia a una lenta agonía a la salud pública, todo ello mientras envía un proyecto de ley “mata-isapres”.


El presupuesto 2025 del Ministerio de Salud contempla un aumento real del 4,2%, alcanzando los $16.035.630 millones. Este incremento sigue siendo insuficiente para abordar las crecientes demandas del sistema hospitalario, que enfrenta entre otros temas, una crisis de infraestructura, acumulación de deuda hospitalaria y falta de personal especializado. Quizás el principal problema de este presupuesto es que persiste la lógica de definir el gasto sobre la base de lo realizado o ejecutado en el año anterior.

Se destacan algunos incrementos en temas específicos que buscan dar luces de solución para problemas de rezago de atención (lista de espera GES y no GES) y el pago de compromisos y deudas de años anteriores.

Pero, por construcción, es un presupuesto que quedará corto a mediados del año 2025, al igual que lo que pasó este año, y que no se construye de acuerdo a la valorización del compromiso de actividad asistencial que realiza la red pública, ni tampoco asume los cambios que se generarán por la aplicación de la modalidad de cobertura complementaria (MCC), nuevo decreto GES, compensación de ingresos a la red por efecto de la aplicación del Copago Cero, entre otros.

La red asistencial de atención secundaria y terciaria, y su gasto operacional, es el corazón del presupuesto de la cartera, ya que representa el 52% de lo definido para el sector, y en él solo se estima un incremento de $234.643 millones.

Considerando el aumento de la actividad asistencial, el compromiso de resolución de listas de espera y el aumento de complejidad de los pacientes y de los costos de atención, parece inviable que los hospitales puedan realizar su labor y dar respuesta a la acumulación de casos en lista de espera que, en algunos casos, superan los tres años de aguardo, lo que pone en riesgo la salud de la población y sobre todo la de los más vulnerables, que no tienen otra opción que la red pública de salud.

La deuda hospitalaria en este presupuesto sigue siendo un problema sin resolver. En varios hospitales la deuda acumulada ya supera los 12 meses de morosidad. Aunque las transferencias corrientes suman $4.423.552 millones, esta cifra parece insuficiente para enfrentar una crisis financiera que sigue asfixiando a los hospitales públicos. La deuda afecta tanto la capacidad operativa como la calidad de los servicios y, con el aumento de los costos operativos, los hospitales se ven obligados a recurrir a prácticas de emergencia para cubrir sus necesidades básicas.

A pesar de que el presupuesto prevé un incremento del 17,8% en la adquisición de activos no financieros, pasando de $61.139 millones a $70.400 millones, esta cifra sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades acumuladas de un sistema históricamente subfinanciado.

En conclusión, el presupuesto 2025 para el Ministerio de Salud refleja un esfuerzo por mitigar los efectos de una crisis hospitalaria sin precedentes, pero carece de la ambición y la planificación estratégica necesarias para generar un cambio real. La falta de inversión suficiente en infraestructura, la deuda creciente, la escasez de personal especializado y la sobrecarga del sistema hospitalario son problemas que no se resolverán sin un enfoque más decidido y una inyección de recursos más audaz.

Es urgente que el Gobierno tome medidas para garantizar un financiamiento sostenible y una gestión eficiente si realmente se quiere ofrecer una atención de calidad a todos los chilenos. Poniendo como prioridad de facto en el Presupuesto de la Nación el gasto en educación superior, relegando a un segundo plano la partida de salud, el Gobierno en la práctica sentencia a una lenta agonía a la salud pública, todo ello mientras envía un proyecto de ley “mata-isapres”. Ciertamente las consecuencias de estas malas decisiones y la falta de criterio en la priorización de este presupuesto las sufriremos en los años venideros.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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