Me parece que es un error por parte de la izquierda, en el que ahora cae Montes, no ver el estallido de 2019 como una manifestación de la mentalidad neoliberal que auspiciaba Guzmán ya en 1974.
En una entrevista para La Tercera, publicada el 19 de octubre, Leonidas Montes toma en cuenta recientes encuestas realizadas por el CEP y establece que, a partir del estallido de 2019, ha habido “un giro significativo” en la sociedad chilena. Según Montes, “el énfasis en lo colectivo, en la comunidad, en la propiedad común, en lo compartido, en el bien común, todo eso hoy ha sido desplazado por lo propio, por el plano de lo privado. Lo colectivo ha sido reemplazado por la persona, por lo individual”.
Esto desmiente la interpretación del estallido social de octubre de 2019 como “una crítica al capitalismo, al mercado, a lo privado, al neoliberalismo”. Montes nos recuerda la promesa del Presidente Boric: “Si Chile había sido la cuna del neoliberalismo, luego iba a ser su tumba”, pero lo que paradójicamente están mostrando las encuestas es que la evolución social y política a partir de octubre de 2019 ha significado la consolidación y profundización del ethos neoliberal. Lejos de ser su tumba, el legado del estallido es ahora “la cama del neoliberalismo”.
Según Montes, el ethos neoliberal exalta la figura del individuo y precisamente hoy en día “vemos en la sociedad un realismo individual. La gente está muy consciente de lo propio, de lo íntimo, de lo privado, y está satisfecha con su propia vida”.
El estallido habría tenido lugar cuando primaba lo colectivo, la comunidad, el bien común. Esas categorías determinaban la conciencia de quienes participaron en lo sucedido en ese mes de octubre. De ahí en adelante, y hasta nuestros días, “lo colectivo ha sido reemplazado por la persona, por lo individual”.
Este es el asombroso resultado de la investigación sociológica realizada por Montes, basado en los datos fidedignos que consignan las encuestas.
En Chile, la sociología es la disciplina hegemónica que define y orienta la investigación científica de la sociedad y la política. Pero en el caso del neoliberalismo me parece que una metodología puramente descriptiva y neutral no logra captar los aspectos normativos del mismo y carece del instrumental adecuado para desentrañar su estructura conceptual. No considera cómo esos conceptos básicos se realizan en el tiempo histórico y no logra así captar las raíces filosóficas del neoliberalismo, tal como se manifiesta en Chile.
Una revisión de la genealogía conceptual del liberalismo chileno nos conduce a Jaime Guzmán y su proyecto, que anuncia, en 1974, que es necesario cambiar la mentalidad a los chilenos. Hay un amplio abanico de ideas que conforman su ideario transformador. Un concepto clave en ese ideario es el de la propiedad, que Guzmán define como un derecho real (ius ad rem), por oposición a un derecho personal. Ya en un artículo suyo que publica en Fiducia, en 1964, avanza la idea de la propiedad como un derecho subjetivo real: “Sólo la relación personal, directa, con facultad de disposición razonable entre un hombre y una cosa, constituye acabadamente a la propiedad”.
La propiedad, definida como una relación entre una persona y una cosa, coincide con el naturalismo de Locke, pero se aparta del convencionalismo tanto de Cicerón como de Kant.
Según Cicerón, solo la autoridad de la ley nos confirma como propietarios. No hay, por tanto, propiedad sin ley. En su alegato Pro Aulus Caecina afirma: “Si se elimina el derecho civil ya nadie podrá saber qué es lo suyo y qué pertenece a otra persona”. En esto se manifiesta la influencia del estoicismo, el cual proclama la doctrina del dominio eminente y rechaza la idea de un derecho natural a la propiedad. La propiedad no se constituye por la relación de una persona con una cosa, sino como una relación entre personas.
Al igual que Cicerón, Kant piensa que la legalidad es condición de posibilidad de la apropiación privada, es decir, la propiedad puede realizarse empíricamente solo a partir de leyes generadas por el Estado. En sus Reflexiones rechaza el naturalismo de Locke cuando escribe: “No hay derecho o propiedad sin la ley… De este modo, el derecho de propiedad comienza al mismo tiempo que la sociedad civil”.
En Metafísica de las Costumbres afirma que “no es posible tener como suya una cosa exterior más que en un estado jurídico bajo un poder legislativo público”. Kant le asigna de esta manera una función constitutiva esencial al Estado. Reconoce, sin embargo, que los Estados pueden devenir despóticos. Para evitar una dominación despótica, Kant exige una Constitución republicana que separe claramente la función legislativa de la ejecutiva.
Tanto Cicerón como Kant rechazan la idea de propiedad como una relación inmediata entre una persona y una cosa, y privilegian la propiedad como una relación entre personas. Rechazan así a Locke, para quien la persona, el individuo, es lo primordial. La filosofía política de Locke es claramente un antecedente histórico del neoliberalismo. Montes postula que, a partir de 2019, “lo colectivo ha sido reemplazado por la persona, por lo individual”. Piensa que este “es un giro bien significativo en estos cinco años. Chile hoy es una sociedad mucho más liberal después de los efectos del estallido de 2019”.
Si uno asume un análisis histórico de los conceptos, es posible captar que el verdadero giro desde el bien común y lo comunitario hacia el individualismo tuvo lugar en 1974, cuando Guzmán se propone cambiar la mentalidad de los chilenos.
Este análisis conceptual nos permite entender cabalmente la mentalidad neoliberal según la cual somos propietarios absolutos de aquello que nos pertenece. La idea de propiedad absoluta nos lleva a decir “con mi plata, no”, y a oponernos a un sistema solidario de pensiones. Es la misma mentalidad antiestatista que nos hace ver los impuestos como un robo a mano armada por agentes estatales.
¿No es esta mentalidad la que determina que jóvenes estudiantes rechacen el alza de 30 pesos que solicita la corporación estatal dueña del Metro? Haya sido o no justificada esa alza, ¿no es el ethos neoliberal el que no permite ver ese impuesto, y en general todo impuesto, como una contribución al bien público? Me parece que es un error por parte de la izquierda, en el que ahora cae Montes, no ver el estallido de 2019 como una manifestación de la mentalidad neoliberal que auspiciaba Guzmán ya en 1974.