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Jenny Pérez, periodista chilena de DW: “Estamos en un momento bastante peligroso en Europa” PAÍS Imagen: DW

Jenny Pérez, periodista chilena de DW: “Estamos en un momento bastante peligroso en Europa”

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Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador.
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Presentadora de noticias de versión en español de la cadena alemana Deutsche Welle y entrevistadora política del canal, la profesional chilena señala que desde el Viejo Continente se percibe que la guerra más importante en América Latina es contra el crimen organizado.


Casi 20 años lleva viviendo en Alemania la periodista chilena Jenny Pérez –expresentadora de TVU, en Concepción, y luego presentadora de la sección internacional de Mega– y hoy es el principal rostro de la versión en español de la cadena estatal Deutsche Welle (DW), además de entrevistadora política. 

De visita en el país, explicó que en Europa la visión sobre Chile sigue siendo bastante benigna, pese a lo cual indica que hay temas que preocupan, entre ellos, el narcotráfico y todo lo relacionado con crimen organizado, en momentos en que se vive un clima de incertidumbre, frente a la amenaza constante de un conflicto de grandes proporciones. 

-Hay mucha gente que ha comparado el ambiente que se vive hoy día en Europa con la época que se vivía en 1910 o 1912, antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. ¿Es más o menos semejante la percepción, a tu juicio? 
-Sí, hay una convención de varios intelectuales y gente del mundo de la investigación en materia de seguridad, que están de acuerdo en que estamos en una nueva especie de guerra fría, aunque, naturalmente, la guerra convencional se vive en Europa, tras la invasión rusa a Ucrania, que ha tenido consecuencias devastadoras. Pero también está la guerra híbrida, una guerra que está ocurriendo en el ciberespacio y que está ocurriendo a través de las agencias de inteligencia. Hay espías rusos que han atacado a enemigos políticos dentro del territorio alemán, por ejemplo, poniendo toda la situación geopolítica y política en una situación bastante delicada. Por ese caso la relación entre Alemania y Rusia ha tocado el punto más bajo en la historia desde la posguerra. Recordemos que Rusia es parte del fin del nacionalsocialismo en Alemania, entonces toda esa memoria histórica está bajo revisión hoy día. 

En ese sentido, Pérez argumenta que por todo lo anterior “estamos en un momento bastante peligroso en Europa”, pero se trata de un cóctel al que se agregan otros factores, que enumera: “La polarización política, la criminalidad, el terrorismo, el antisemitismo y la islamofobia, que son fenómenos que han recrudecido después del 7 de octubre, de la masacre del grupo terrorista Hamas en territorio israelí”. 

Las abuelitas que protestan

En el mismo orden de ideas, precisa que quizá las nuevas generaciones no se dan cuenta del delicado momento que se registra, que incluye además un elemento muy traumático para Alemania: el resurgimiento de una extrema derecha que reivindica el nazismo.

Quienes sí tienen consciencia de lo que ello significa, señala la periodista, es “la gente que tiene más de 70 años en Alemania, que son las personas que están saliendo a protestar” y ejemplifica lo anterior con el movimiento Omas gegen recht (“Abuelas contra la derecha”), compuesto mayoritariamente por mujeres de la tercera edad, que tiene como principal blanco de sus críticas al partido de extrema derecha AFD (Alternativa para Alemania), debido a sus postulados en contra de la diversidad o la democracia liberal.

-En ese sentido, ¿qué tan fuerte ha sido el impacto de la extrema derecha en Europa?
-La situación en Europa es compleja, porque estamos asistiendo a una ola de populismo de ultraderecha que cambió la fisonomía del Parlamento Europeo en las últimas elecciones y que también está cambiando la fisonomía de todos los gobiernos europeos, conforme avanza el calendario electoral en Europa. Se espera que, para las próximas elecciones en Alemania, la primera fuerza política sea de nuevo la CDU, los cristiano demócratas alemanes, seguidos por AFD. 

Según detalla, en Alemania existe lo que denominan Brandmauer (“muro de fuego”), que impide que cualquier partido alemán democrático haga una coalición con ultraderecha, lo que “surgió para evitar precisamente que se pueda repetir de nuevo la historia de Hitler”, pero ya ha habido casos de políticos de partidos democráticos que han hecho caso omiso de esto, pactando con la ultraderecha, tal como sucedió previo a la entronización del nazismo en el poder, en 1933. 

A ese respecto, indica que para “entender este momentum político de Europa hay que entender lo que está pasando en Alemania, que todavía es el motor económico de Europa y que, junto a Francia, son los dos países que componen el eje franco-alemán, que marca muy profundamente las políticas y los acuerdos políticos dentro del gobierno europeo”. 

-Teniendo todo eso en cuenta, ¿cómo se está viendo a Chile en este momento, desde allá?
-En términos de la alta política, siempre Chile se ha visto de una manera muy positiva. Después de la recuperación de la democracia se ha visto siempre como una plataforma para lograr acuerdos políticos y acuerdos económicos de cooperación empresarial. Pese a ser un país muy pequeño, realmente siempre ha tenido muy buena imagen, también gracias al trabajo supragubernamental, más allá de los gobiernos de turno, que ha desarrollado ProChile, por ejemplo.

Sin embargo, la profesional puntualiza que no todo es color de rosa: “Hay una preocupación también por el alto fraccionamiento político que existe en Chile, por la debilidad que están teniendo los partidos políticos tradicionales, por el bajo crecimiento económico y por el crimen organizado. Hasta hace algún tiempo, desde ninguno de los puertos chilenos salía droga, como siempre salía de otros países, como Colombia o Perú. Entonces ahora, cada vez que se hacen reportes respecto al crimen organizado o el tema del flujo de la droga transnacional, aparecen los puertos chilenos. Eso es nuevo”.

Por supuesto, explica que si hay grandes envíos de drogas hacia Europa es porque existe un poder comprador y, ante ello, indica que “en Alemania se consumen muchas de las drogas que se envían desde América Latina, lo mismo pasa con Estados Unidos, y también con  drogas sintéticas que vienen del mercado asiático, como el fentanilo y otras, y también tengo entendido que de Europa igualmente llegan al mercado latinoamericano”. 

En el mismo orden de ideas, argumenta que “la guerra más importante que está viviendo América Latina, y debe ser el tema más importante de política exterior, pues también tiene un fuerte impacto en política interior, es la guerra contra el crimen organizado u otros flagelos asociados a la migración indeseada, como es la trata de personas. Esa es la guerra no convencional que está teniendo lugar hace décadas en América Latina, en países como México o Colombia, pero que luego se ha ido transnacionalizando con el fenómeno de la migración de Venezuela, lo que está dejando sin respuesta a los gobiernos democráticamente electos, indistintamente del color político”.

 

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