Para las próximas temporadas, cuando se presenten los refuerzos de cada equipo, habrá que sumar a los abogados como flamantes contrataciones. Ellos hoy por hoy, tienen un rol más trascendental que los propios futbolistas.
La denuncia realizada por U. de Chile por el tema Almirón, no ha hecho más que enredar una vez más un final de torneo. Esto, porque los dos principales equipos del país están sosteniendo un final de certamen electrizante, con ventaja para los albos a tan solo dos partidos de terminar el certamen.
Y se enredó todo, porque el principio de toda competencia es que lo que se gana o pierde en cancha, es lo sagrado. Si Almirón cometió una falta al reglamento, donde estando sancionado, no podía entregar instrucciones, es absolutamente válido que si el denunciante entrega pruebas concretas y sólidas, el Tribunal debe tomar decisiones.
Pero claro, cuando el que entrega las supuestas pruebas es Huachipato, de extraña y cercana relación con los azules, da para pensar mal. Y digo esto, porque hace mucho tiempo en el mundo del fútbol se comenta esto, dada la estrecha relación de venta de jugadores, especialmente de los sureños hacia los universitarios. Entonces la pregunta es clara ¿por qué la denuncia no la hizo Huachipato? ¿pensaron que de ser correctos los puntos eran para ellos o querían darle una mano a sus “amigos” azules?
De fallar el Tribunal en contra de Colo Colo, resolución que se conocería el martes, los puntos se le restan a los albos. No van para Huachiapto ni menos para la Universidad de Chile. Más allá de un video donde se ve claramente a Almirón y a uno de sus analistas compartiendo un diálogo, la prueba determinantes es tener el audio. Y para ello, habría que tener micrófonos instalados en la caseta donde estuco el técnico de Colo Colo. Eso es espionaje e ilegal.
Supongamos un escenario. Colo Colo es campeón el domingo y el martes el Tribunal de disciplina dictamina restarle los puntos. Los albos serían monarcas por dos días. Un papelón.
Por eso hubiese sido más sano conocer la determinación de los juristas antes de que se juegue esta fecha. Así había claridad en todo.
Esta última semana de lo único que se ha hablado es de esta polémica. Nada de juego, estrategia o presión de cara a una jornada decisiva. Lamentablemente el fútbol chileno en los últimos años se viene jugando más en los escritorios que en la cancha que debe ser sagrada. Si se cometen faltas o transgresiones a los reglamentos, claramente se debe castigar.
Es solo cosa de mirar lo que ha pasado con Barnechea en la Primera B, o con S. Wanderers, F. Vial y muchos otros casos de partidos donde las figuras no son los jugadores. Son los abogados.
Para las próximas temporadas, cuando se presenten los refuerzos de cada equipo, habrá que sumar a los juristas como flamantes contrataciones. Ellos hoy por hoy, tienen un rol más trascendental que los propios futbolistas.