La calidad de los colegios públicos en Chile genera una presión en el Sistema de Admisión Escolar, ya que las personas no quieren inscribir a sus hijos a establecimientos que consideran que no tienen la calidad para darles un futuro mejor.
Sin plata para el proceso SAE 2026 es lo que ha dejado la cámara de diputados en la discusión del presupuesto 2025. Una acción sin sustento, y que en la discusión de como debería ser la educación, muestra una vez más la crisis que en esencia estamos viviendo sobre el real problema de Chile. La política.
El Sistema de Admisión Escolar gestiona de forma eficiente 500 mil procesos de selección al año, que reparte entre el deseo de los padres y la factibilidad de que todos logren un cupo en algunas de sus preferencias. De estos, cerca del 90% se resuelve en la primera etapa. Entonces cual es el problema, que miles de personas no quedan en los colegios que desean. ¿Es eso culpa del SAE?
El espíritu de la política pública de la Ley de Inclusión establece que “todos los niños merecen ir a todos los colegios de Chile, que tengan financiamiento público, sin discriminación”, por lo tanto, si todos pueden acceder de igual forma a todos los colegios, ¿cuál es el racional de los padres?, maximizar la calidad de donde puedo llevar a mi hijo al colegio. Esto puede ser subjetivo, pero si uno mira las cifras, en los niveles inferiores desde prekínder a 6° básico, los padres buscan movilidad y comodidad cerca de sus hogares, pero a partir de séptimo, la calidad es un factor determinante porque saben que se están jugando el futuro.
¿Puede la sociedad culpar a los padres por buscar calidad? No, pero ¿pueden los padres culpar al estado por darles a todos la misma probabilidad de admisión? Tampoco.
Entonces ¿dónde está el problema?, en la desigual calidad de la educación.
Cuando sales de las planillas y te vas al territorio, comprendes que en todas las ciudades de Chile, son pocos colegios que concentran la 1° preferencia de los papas.
Veamos el caso para 1° medio en Antofagasta:
En el gráfico que esta abajo, la barra azul denota la distribución de la 1° preferencia de los padres en la comuna de Antofagasta, mientras que la barra celeste muestra la distribución que realiza el SAE, según las preferencias de los padres, para distribuir la matricula en los colegios donde hay cupos. ¿Entonces cuál es el racional?
Hay mas de 40 colegios en la ciudad, pero la 1° preferencia de los padres, es decir donde yo quiero quedar, se concentra en un 17% en un solo colegio (Liceo Industrial Eulogio Gordo). De hecho, el 40% de las preferencias se concentran en 3 colegios. ¿Por qué los padres están compitiendo prácticamente con toda la ciudad por 1 cupo? Y ¿por qué no quiero ir al colegio de la esquina?, por que es malo.
La calidad de los colegios públicos en Chile genera una presión en el Sistema de Admisión Escolar, ya que las personas no quieren inscribir a sus hijos a establecimientos que consideran que no tienen la calidad para darles un futuro mejor, esto genera una expectativa y por supuesto, una frustración. El SAE es el termómetro de la expectativa de la calidad de la educación en Chile y sus resultados seguirán generando enormes frustraciones en la población si no se ataca el principal problema, pero terminar con el SAE es esconder la cabeza en la tierra y volver a las micros amarillas.
El Ministerio de Educación debería concentrar esfuerzos en comunicar bien la política pública, generar procesos de simulación de resultados, incorporar a los padres meses antes del proceso de postulación, entender los procesos de oferta y demanda en los territorios, y por supuesto encargarse de mejorar y darles mas opciones de calidad a las personas.
Si la calidad es la enfermedad de la educación en Chile, matar el SAE es destruir el termómetro.