Las condiciones de desigualdad que enfrentan las mujeres y las dificultades de su inserción en el mercado laboral han sido abordadas con diversas políticas, siendo objeto de intervención continua en varios gobiernos.
A medida que el mundo enfrenta transformaciones profundas, las políticas públicas deben adaptarse para responder no solo a los desafíos inmediatos, sino que también a los que nos afectan en el largo plazo. En Chile, un claro ejemplo de esta necesidad de esta mirada es la implementación del Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados “Chile Cuida”. Este programa, que celebra su primer año de instalación territorial, responde a un problema complejo: el envejecimiento acelerado de la población, la baja natalidad y la sobrecarga de las personas cuidadoras, elementos que ponen en evidencia la urgente necesidad de contar con un sistema de cuidados más eficiente y accesible.
Las condiciones de desigualdad que enfrentan las mujeres y las dificultades de su inserción en el mercado laboral han sido abordadas con diversas políticas, siendo objeto de intervención continua en varios gobiernos. Pero aun así, la posición de desequilibrio que las mujeres enfrentan en su ámbito doméstico y familiar tiene escasa consideración en las políticas públicas. Romper la dicotomía entre lo que sigue siendo privado y lo público es uno de los desafíos de la instalación de políticas públicas de cuidado como Chile Cuida. El trabajo no remunerado de cuidado (que realizan mayoritariamente mujeres cuidadoras) implica grandes aportes económicos, que se han invisibilizado. La agenda política ha incorporado este tema como parte de una discusión más amplia sobre el rol del Estado y la configuración de un sistema de protección social que se haga cargo de las vulnerabilidades de niños, niñas, adultos mayores y personas con discapacidad integrando los cuidados al piso de protección social.
No obstante, no solo basta con formular políticas públicas de calidad y legislar sobre ellas. La clave de su éxito radica también en cómo estas se implementan y gestionan. Y en este punto, la colaboración entre diversos actores resulta esencial. En este sentido, “Chile Cuida” busca llevar al territorio un modelo sobre una implementación que considere la multiplicidad de contextos y actores locales, para que la política pública sea pertinente a ese contexto en particular.
El Magíster en Gestión y Políticas Públicas (MGPP), impartido por Ingeniería Industrial-FCFM de la Universidad de Chile, ha sido un aliado fundamental en la reflexión y ejecución de esta política, facilitando la colaboración entre los distintos actores clave. En un reciente evento realizado en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la U. de Chile, se discutieron los avances y los retos en la implementación de “Chile Cuida”, con la participación de ministras y subsecretarias de diversas carteras, entre ellas, Carolina Tohá de Interior; Antonia Orellana del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, y Antonia Toro de Desarrollo Social y Familia. La interacción entre los equipos técnicos y los tomadores de decisión fue el espacio donde se gestó el intercambio de ideas cruciales para ajustar la política a las necesidades reales de la población.
Esta coordinación intersectorial indispensable para políticas públicas integrales no debe limitarse únicamente a los organismos gubernamentales. Los cuidados no pueden ser responsabilidad exclusiva del Estado, sino que deben involucrar también el sector privado, la comunidad y las familias, lo que posibilita la sostenibilidad y la relevancia de políticas como “Chile Cuida”.
Académicos como los del Magister en Gestión y Políticas Públicas, comprometidos con el servicio público, han acompañado este proceso formando grandes líderes. Miles de profesionales, en los 30 años de historia que hemos construido, han adquirido herramientas técnicas y competencias que resultan decisivas a la hora de implementar políticas públicas, con un enfoque ético y humano. El programa “Chile Cuida”, donde la sensibilidad social y la capacidad de conectar con otros es tan evidente, es el mejor ejemplo de ello.