Opinión
Chile fue líder temprano en la implementación de su sistema de admisión centralizado a educación superior. Sigamos innovando para mantener ese liderazgo y dar más oportunidades a nuestros jóvenes.
En unos días se rinde la prueba PAES. Mientras la mayoría la rinde por primera vez, alrededor de 1 de cada 4 personas lo hará por al menos una segunda vez.
¿Pronóstico? En promedio, quienes la rindan por segunda vez lo harán mucho mejor que su primera vez. En un estudio realizado junto a Verónica Frisancho, encontramos que los puntajes mejoran en casi 20 puntos. Esto se debe, en parte, a la familiaridad adquirida con el formato del examen, lo que reduce la ansiedad y mejora la confianza durante la evaluación. Además, quienes repiten, naturalmente se prepararon relativamente más, por ejemplo, mediante preuniversitarios o tutorías.
Este fenómeno de mejora no es solo local; está bien documentado que es más bien la regla, como ocurre en Grecia, China y Estados Unidos. Sin embargo, las oportunidades para volver a dar la prueba son bajas en Chile en comparación con otros países. En EE.UU. se permite (y se fomenta) rendir la prueba SAT más de una vez, de hecho, la tasa de retoma es de 54%, contra un pálido 25% en nuestro país.
Es verdad que se han implementado políticas que ayudan a disminuir la ansiedad y el estrés. La vigencia de los puntajes considerando la reciente PAES de invierno y que se considere el mejor puntaje han sido buenas noticias.
Pero el punto central es que la PAES de invierno da una segunda oportunidad solo para los egresados de cuarto medio. A mitad de ese curso, cuando más se necesita de un ensayo general, simplemente no es posible rendir la prueba. Esto se traduce en que, en la práctica, se rinda al año siguiente y sean aquellos de mayor nivel socioeconómico y menor costo de oportunidad quienes pueden hacer más uso de esta oportunidad.
Una propuesta de política pública: demos la oportunidad para que la rindan quienes están por terminar cuarto medio. Esto dará la posibilidad de tener un ensayo general a una gran mayoría que no puede darse el lujo de simplemente tomarse un año sabático. Con la regla de que se considere el mejor puntaje entre tomas, esta oportunidad solo generaría potenciales ganancias a los alumnos.
¿El costo? Ampliar el proceso de invierno para más de los limitados 50 mil cupos que tiene hoy (el proceso regular en general bordea los 250 mil cupos). La sugerencia es comenzar con un piloto, ampliando gradualmente los cupos una vez liberada la regla de que hay que estar egresado para rendir la prueba a mitad de año. Este piloto es además fácilmente evaluable, porque mecánicamente se generan los resultados respecto de puntajes, admisiones y matrícula en cada proceso.
Chile fue líder temprano en la implementación de su sistema de admisión centralizado a educación superior. Sigamos innovando para mantener ese liderazgo y dar más oportunidades a nuestros jóvenes.
