La invitación es a sumarse, a participar en este encuentro por Chile y a ser agentes activos de este proceso, porque juntos podemos construir un Chile que sea más justo, más seguro, más inclusivo y esperanzador para cada integrante de nuestro gran país.
Nos encontramos en un momento desafiante para nuestro país. Desde el inicio de la iniciativa “Tenemos que hablar de Chile”, hemos observado con claridad cómo la conversación en nuestra sociedad se ha transformado. En lugar de mirar hacia adelante con esperanza, las discusiones se han vuelto cortoplacistas, pesimistas y, muchas veces, centradas en un solo tema. Así, vivimos una crisis de proyección, hemos dejado de imaginarnos un futuro positivo y esperanzador.
Este es, sin duda, un problema complejo, uno que nos desafía profundamente. Por esto, es evidente que necesitamos reconocer el impacto del pasado y del presente, con sus avances y sus fracasos.
Es necesario mirar atrás para comprender cómo llegamos aquí y, al mismo tiempo, mirar al presente con responsabilidad, preguntándonos si estamos construyendo el futuro que queremos para quienes vienen después de nosotros.
Lo que nos pasó y lo que nos va a pasar no son temas individuales, tienen una naturaleza colectiva que no podemos ignorar. Esta crisis, como todas, debe tener una respuesta compartida, ya que no podemos enfrentar los desafíos de nuestro país desde la soledad. Los problemas comunes exigen soluciones colaborativas.
Por esto, es en los momentos difíciles, cuando los desafíos parecen abrumadores, que debemos apoyarnos unos a otros, unir fuerzas y trabajar juntos por el bien del país.
En esta situación, debemos tener la decisión y valentía de hacer las preguntas adecuadas, aun cuando no tengamos respuestas seguras y definitivas. Plantear las preguntas correctas nos facilitará encauzar esta etapa que vivimos. Nos permite reflexionar y también cuestionarnos, porque el cambio comienza cuando reconocemos que no tenemos todas las respuestas y que estamos dispuestos a buscar soluciones con humildad y con apertura.
Desde esta perspectiva, las universidades en Chile tienen un rol fundamental. Como instituciones dedicadas a la formación y el pensamiento crítico, tenemos una vocación pública que cumplir. Creemos que tenemos el deber de crear espacios donde se puedan plantear estas preguntas difíciles, de invitar al diálogo y, en definitiva, de “poner la mesa” para que todas las voces puedan ser escuchadas.
Esa fue la visión original que nos planteamos detrás de “Tenemos que hablar de Chile”, un espacio que cinco años después sigue siendo relevante y necesario para la sociedad.
Hoy, desde las universidades hacemos un llamado a la acción, pero no una acción ciega o impulsiva. Queremos invitar a la sociedad a unirse en torno a una pregunta clave, una que nos impulse a colaborar y a construir juntos: ¿qué podemos lograr juntos para construir un mejor país?
Esta pregunta, aunque sencilla, encierra una profundidad que nos obliga a repensar el país que queremos. Y en esta invitación, queremos convocar a los diferentes actores que son clave en nuestra sociedad. Esto se realizará en diversas actividades presenciales y también con aporte a través de metodologías virtuales, todo lo anterior está en desarrollo. Hoy no buscamos necesariamente ponernos de acuerdo en todo ni homologarnos, no queremos respuestas únicas.
Lo que buscamos es algo mucho más simple, básico y esencial. Lo que queremos es que miremos a nuestro alrededor y veamos que están aquí, en este mismo proyecto, quienes representan las diferentes miradas de nuestro país. Es decir, la comunidad en su conjunto, las autoridades, los empresarios, los sindicatos, los académicos, la sociedad civil y todos los actores del debate público. Se reitera que no buscamos uniformidad, sino diversidad en el diálogo, no buscamos una sola verdad, sino la construcción conjunta de caminos. Es en esta mirada diversa que encontraremos la entrega de un real aporte al país.
Queremos que en este espacio también esté presente la sabiduría popular, que tiene tanto que enseñarnos y que tantas veces ha sido ignorada. Queremos escuchar, aprender y construir desde la base. Chile necesita una ruta común, una ruta que pueda ser construida a partir de la riqueza de nuestras diferencias y de nuestras múltiples perspectivas.
Es el momento para plantearnos ese desafío y para, en los próximos meses, definirlo a través de una participación activa con la mirada en los nuevos desafíos que enfrentará nuestro país.
En este momento histórico, Chile necesita más que nunca nuestra capacidad de diálogo y de encuentro. Las universidades seguiremos comprometidas con este esfuerzo, poniendo a disposición nuestros recursos y nuestra experiencia para ayudar a construir el país que todos soñamos. Porque creemos en un futuro mejor, y porque sabemos que la esperanza se construye entre todos.
La invitación es a sumarse, a participar en este encuentro por Chile y a ser agentes activos de este proceso, porque juntos podemos construir un Chile que sea más justo, más seguro, más inclusivo y esperanzador para cada integrante de nuestro gran país.
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