La historia democrática de Chile nos recuerda que los avances en representatividad y equidad no han sido fáciles.
La reciente presentación del proyecto de reforma constitucional que busca modificar el sistema político y electoral de Chile ha generado un amplio debate en diversos sectores de la sociedad. Desde Acción Humanista, miramos con preocupación esta propuesta que parece representar un retroceso, un intento disimulado por regresar al sistema binominal que tanto costó superar.
Además, es inaceptable que ignore aspectos esenciales como la paridad de género, especialmente después de los desafíos expuestos en las elecciones municipales y regionales recientes.
La historia democrática de Chile nos recuerda que los avances en representatividad y equidad no han sido fáciles. Fue apenas en 2015, bajo el liderazgo de la Presidenta Michelle Bachelet, que dejamos atrás el binominalismo, abrazando un sistema proporcional inclusivo que buscaba fortalecer la representación. Aunque imperfecto, este sistema marcó un avance hacia una democracia más diversa, reflejando mejor las voces de nuestras comunidades.
Este proyecto, sin embargo, no solo ignora esas conquistas, sino que las amenaza, elevando los umbrales mínimos para acceder a representación.
¿A quién sirve realmente este cambio? Bajo el argumento de “evitar la fragmentación política”, se concentra el poder en las manos de unos pocos, excluyendo la diversidad que hace viva nuestra democracia. Este esquema recuerda las sombras de un pasado que privilegiaba los pactos de cúpula sobre la voluntad ciudadana.
Además, el proyecto falla rotundamente al omitir medidas efectivas para garantizar la paridad de género. En un país donde la mitad de la población son mujeres, seguir postergando su representación equitativa en los espacios de decisión no es solo injusto, sino que también debilita la calidad de nuestra democracia.
Las cifras recientes en la representación femenina en elecciones regionales y municipales evidencian que, sin medidas concretas, la igualdad de oportunidades continuará siendo un sueño lejano.
Desde Acción Humanista, abogamos por un sistema que priorice la participación efectiva, garantice la inclusión de todas las voces y avance hacia una democracia paritaria y robusta. En lugar de retroceder hacia mecanismos excluyentes, necesitamos reformas que fortalezcan la colaboración, la transparencia y la confianza ciudadana en nuestras instituciones.
Esto incluye una paridad obligatoria, mecanismos que incentiven la diversidad política y un diseño electoral que refleje la realidad de nuestras comunidades.
Este proyecto nos invita a reflexionar sobre el país que queremos construir. ¿Será uno donde la política se cierra en sí misma, o uno que abraza la pluralidad y construye desde la diversidad? La respuesta no puede ser otra: necesitamos un sistema electoral que avance hacia una democracia más justa, equitativa y representativa, no una que mire al pasado con nostalgia.
Desde Acción Humanista, reafirmamos nuestro compromiso con estos principios, porque sabemos que el futuro de Chile no se construye excluyendo, sino incluyendo.