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Construir o dividir: el impacto de la cancelación en el futuro de Chile Opinión

Construir o dividir: el impacto de la cancelación en el futuro de Chile

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Dafne Englander
Por : Dafne Englander Directora Ejecutiva de la Comunidad Judía de Chile.
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La mayoría de los chilenos queremos trabajar por un futuro donde las ideas y el intercambio cultural sean protagonistas del debate público.


Cuando la cancelación se impone sobre el diálogo, nuestra sociedad se empobrece. En sociedades democráticas como la nuestra en que el respeto mutuo debería ser fundamental, presenciamos con preocupación cómo proliferan acciones que promueven el odio y la cancelación. Un ejemplo reciente es el intento de boicot a Seret Chile, el Festival Internacional de Cine Israelí más grande de su tipo y presente en varios países del mundo.

Sin ninguna consigna política ni relación con el conflicto en Medio Oriente, este evento busca compartir cine, arte y cultura. Sin embargo, el “activismo propalestino” en nuestro país, intentó impedir su realización.

Este boicot no es un incidente aislado, sino parte de una tendencia alarmante donde la desinformación y la intimidación se utilizan para imponer posturas y censurar expresiones culturales.

La cancelación de la presentación del reconocido director de orquesta israelí Yeruham Scharovsky en Chile es otro ejemplo preocupante. Su arte, sin relación alguna con temas políticos, fue rechazado simplemente por su nacionalidad, privando al público de una experiencia cultural enriquecedora.

Generar odio no es un accidente; es una estrategia. Quienes optan por este camino saben que la polarización puede ser una herramienta poderosa para movilizar masas. Es preocupante cómo utilizan la desinformación como herramienta de manipulación: fake news y tergiversaciones intencionales son utilizadas para construir narrativas convenientes que responden a ideologías. En este contexto, los hechos pierden relevancia, porque lo que se busca es generar rabia y justificar acciones extremas.

Estas prácticas que buscan la cancelación del que piensa distinto suelen ir acompañadas de violencia, la agresión se justifica como medio para imponer ideas. Sin duda, este camino no busca construir; solo ayuda a generar más división y dificulta cualquier intento de diálogo o conciliación.

Qué tipo de sociedad queremos ¿una basada en el odio y el miedo, o una que valore el diálogo y el respeto? Es posible disentir sin destruir, defender nuestras ideas sin atacar a quienes piensan diferente, y promover una narrativa basada en la verdad y el entendimiento.

La mayoría de los chilenos queremos trabajar por un futuro donde las ideas y el intercambio cultural sean protagonistas del debate público. Lo que sembremos hoy será lo que cosechemos mañana. ¿Elegiremos la división y la censura, o construiremos una sociedad más justa, respetuosa y cohesionada? La decisión está en nuestras manos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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